Transmitir relatos a través de únicamente palabras ya no se lleva. Las historias y las imágenes han evolucionado en una conjunción de formas de narrativa para las que también resulta fundamental hacer partícipe a la audiencia. De hecho, en muchas ocasiones en este arte ya no sólo importan los protagonistas, el argumento, la empatía o los valores, sino que en muchos casos es el prisma o el punto de vista el que absorbe la atención de los mismos, y en los casos más afortunados, improvisando e hilvanando las historias para cautivar la atención y empatía del destinatario.
Hoy en día, las nuevas tecnologías nos permiten transformar las nuevas narrativas para contar historias de manera que antes no se contemplaban y la transformación ha sido enorme conforme al cambio de tendencia en el consumo de información por parte de los usuarios y las posibilidades que han abierto las nuevas plataformas en Internet. Ahora se cuentan las historias con nuevas formas de resaltar el contenido para hacerlo destacar, ya sea a través de comentar sobre lo ya contando o en directo, en primera persona o con múltiples personas simultáneas a la vez, algunas transformando los mensajes publicitarios en algo interactivo y divertido, convirtiéndose en verdaderas herramientas de trabajo y ayudando a que nos relacionemos con los influencers, las marcas y los protagonistas de las historias de una manera más emocional, o lo que es lo mismo, terminemos haciéndonos fans.
Herramientas como Persicope, Facebook Live, las historias de Instagram o Snapchat, etc., nos ayudan a transformar y evolucionar nuestra forma de contar historias ofreciendo infinitas posibilidades. Es a través del storytelling transmedia, que no es otra cosa que una adaptación de esas mismas historias a todo tipo de plataformas, medios y dispositivos dónde podemos ofrecer una experiencia mayor, más cercana y participativa, estableciendo mejores vínculos y construyendo una audiencia propia.
Por Pedro Soto, consultor de Estudio de Comunicación España.