La Presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), la periodista Victoria Prego hizo balance de la situación en la que se encuentra la profesión periodística, con los datos recabados a lo largo del pasado año 2017. Y lo resume brillantemente cuando afirma que estamos, “Un poco, solo un poco, mejor”. Sustenta su afirmación en que el número de periodistas en paro, o al menos de aquellos que se inscriben en el Servicio Público de Empleo en busca de trabajo, sigue en disminución desde 2012. Un dato alentador que, no obstante, neutraliza de forma concluyente al indicar que en dicho año se alcanzó el mayor pico de parados.
El número de matriculados en periodismo en España alcanza ya los 22.000 alumnos, lo cual evidencia el grado de desajuste de la profesión con el mercado, donde las empresas editoras reducen cada vez más sus plantillas y los medios digitales se ponen en marcha con equipos muy reducidos. A modo de consuelo, el incremento de alumnos se va desacelerando y este año ha sido de menos del 3 por ciento frente al año pasado. Durante el curso 2016-2017 salieron de las facultades españolas nada menos que 3.000 titulados y “por muy optimistas que queramos ser, es innegable -según Prego- que el mundo de la comunicación en sus múltiples variables no puede absorber esa cifra de licenciados año tras año”.
Una de esas variables la constituyen las agencias especializadas en comunicación. Nuestra firma, Estudio de Comunicación, emplea a más de 150 profesionales, muchos de ellos periodistas, en sus centros de Buenos Aires, México DF, Lisboa y Madrid, y colabora activamente con la Universidad española en la formación de nuevos profesionales a los que acoge cada año como becarios interesados en el mundo de la comunicación empresarial. Sobra decir que nuestra firma se alinea y trabaja activamente en defensa de la idea de Victoria Prego, cuando concluye, “hay que seguir batallando para impedir que el libre ejercicio de la libertad de información, a pesar de la crisis, no quede ahogado, porque en esa apuesta nos jugamos también el ejercicio de las libertades públicas”.
Por Santiago Castaño, asociado de Estudio de Comunicación España
