Si el gran Director tuviera, hoy, la osadía de rodar una película como “Primera Plana” para cuestionar la profesión periodística y el sensacionalismo no le quedaría más remedio que desistir. En 2018, el reportero del Chicago Examiner , “Hildy” Johnson -magistralmente interpretado por Jack Lemmon– sería un robot incapaz de transmitir escepticismo o el cansancio que arrastra el periodista por su ritmo de vida.
Cuentan los expertos que las redacciones caminan hoy hacia espacios sin ruidos, sin comentarios, ni distracciones. Redacciones sin papeles, ni redactores. Los periodistas de Los Angeles Times, L’Expres, Radio France, Les Echos o Bloomberg, The Washington Post o la agencia Xinhua conviven con robots bautizados como Heliograf o Kuaibi Xiaoxi, (noticias de pluma rápida). Son muy listos: Kuaibi Xiaoxi, por ejemplo, domina a la perfección el inglés y el mandarín y el periodista androide de Los Angeles Times es capaz de redactar dos párrafos sobre cualquier acontecimiento solo tres minutos después de que suceda. Y un pequeño detalle: no cobran nada.
Estos periodistas carecen de imaginación y de creatividad, pero tienen capacidad para procesar gran cantidad de datos, quizás la tarea más ingrata para un periodista. Por ello, adoptarlos en las redacciones como complemento al periodismo tradicional supone una oportunidad para que los periodistas aliñen sus noticias con aquellos datos difíciles de abordar. Ahora bien, la comunicación es aséptica y metálica.
¿Conseguiría Billy Wilder, 44 años después, rodar una película que retratara a los distintos tipos de periodistas, -todos bastante reconocibles en Primera Plana- y las diferentes formas de ver la profesión? Probablemente.
Por Garbiñe Plazas, Directora de Estudio de Comunicación