Comenzamos el mes de septiembre y se activan de nuevo todos los planes, cambios e ideas que habíamos dejado a medio terminar encima de la mesa, en el ya lejanísimo mes de julio, con la esperanza secreta de que, tras las vacaciones, todo se iba a solucionar por arte de birlibirloque. Pero no. La realidad es tozuda y lo que guardamos en el cajón hasta septiembre sigue ahí y, lo que es peor, en el mismo punto en el que lo dejamos.
El nuevo curso comienza y debemos ponernos manos a la obra lo antes posible. Es hora de empezar con las iniciativas que marcarán los próximos meses. Las operaciones empresariales necesitan de previsiones, planificación, objetivos y por supuesto comunicación.
Es por ello, que, tras el paréntesis veraniego y después de hablar sobre viajes, restaurantes y paisajes, es necesario que realicemos una puesta en común sobre las acciones a las que vamos a tener que hacer frente a lo largo de los próximos meses.
Improvisar puede ser muy caro en Comunicación y una pésima forma de abordar los problemas y desafíos a los que, sin duda, tendremos que enfrentarnos. Ahora, con las pilas cargadas, es hora de planificar nuestro trabajo, establecer las tareas y proponer objetivos. No desperdiciemos el poco tiempo que tenemos antes de que el día a día nos devore.
Por Alejandro de Antonio, director en Estudio de Comunicación.