Tom Peters, uno de los grandes consultores de management, reconocido mundialmente tras su libro “En busca de la excelencia”, visitó España hace unas semanas con motivo del World Business Forum.
Una vez más, su intervención resultó altamente provocadora: “Tus clientes nunca serán más felices que tus empleados”; “hay que enterrar el término Recursos Humanos; son personas, no recursos”; lo más importante -citando a empresas como Google- “ya no son las matemáticas, sino conocer a los demás, los valores personales y colectivos, la empatía, el apoyo de los compañeros, tener pensamiento crítico…”; no todo es dinero o tecnología, “lo mejor es escuchar a la gente que tiene ideas que aportar”. Y despertar sus ganas de aportarlas, me permito añadir.
El Confidencial realizó una crónica bastante completa de su intervención. La tienes aquí. Sus ideas son conocidas. Su bestseller “En busca de la excelencia” fue publicado en 1982. Todo estaba ya allí… pero, 36 años después, me temo que la distancia entre la prédica de Tom Peters y las prácticas directivas reales de muchas organizaciones sigue siendo demasiado grande.
Me imagino a Tom Peters como un músico que llena salas de conciertos, pero que no consigue que la gente salga a bailar. Y conste que soy demasiado admirador suyo como para pensar que el problema no sea nuestro. ¿Lograremos alguna vez que los grandes conceptos aspiracionales que llenan nuestros power-points guíen el excel cotidiano de nuestra gestión?
Los directivos no dejan de pensar en los clientes, pero no comprenden que ellos no “tocan cliente” prácticamente nunca, mientras que los empleados no hacen otra cosa. A veces creo que los directivos olvidamos que los empleados juegan en nuestro mismo equipo. No son nuestros rivales, ni están ajenos a nuestros problemas.
El compromiso de los empleados es el motor para alcanzar la excelencia ante los clientes y la diferenciación reputacional. Y no lo digo yo… Lo dice Tom Peters.
Por Pablo Gonzalo, socio de Estudio de Comunicación España.
@pablo_gonzalo