Si algo se está valorando sin vacilación en esta difícil época que estamos viviendo con la pandemia del COVID-19 es la información que los periodistas y medios de comunicación nos han proporcionado con rapidez y eficacia, goteo a goteo, contrastando datos, corriendo riesgos a pie de calle, con entrevistas en directo, canutazos en las puertas de hospitales o, incluso, a enfermos hospitalizados… Totales, colas en platós y magazine en programas en los que el conductor es la única persona presente en un escenario vacío sin la compañía de otros líderes de opinión o profesionales, como anteriormente era habitual… Sin equipo de maquillaje, de atrezo, de puesta en escena… Directores, jefes de sección de Empresa, Economía, Política, Sociedad, Cultura… etcétera, dirigiendo desde su casa -en un despacho improvisado y lleno de objetos inconsecuentes con la realidad de su trabajo y de su concentración y con unos medios tecnológicos acotados e insuficientes- a todo su equipo de redacción que, a su vez, desde otro habitáculo provisional, ejerce su responsabilidad acompañado de sus posibilidades y de su inspiración.
A todos nos ha llegado por las mismas y diversas plataformas la información, una información que además de mantenernos en la realidad ha llenado nuestros días y nuestras horas, tal vez las más largas de nuestras vidas: por la prensa escrita y la digital, la televisión, la radio, por todos los medios que han hecho de pantallas mágicas, de altavoces permanentes, para acompañarnos e informarnos, para darnos compañía.
Pero estos son, paradójicamente, los mismos profesionales que ahora se ven amenazados por medidas laborales que afectan a su trabajo, desde el recorte de sus jornadas, la incertidumbre de su futuro, la reducción de sueldos… impuestas por empresas, grupos y holding que sufren los rigores de la crisis mientras esperan que las ayudas del gobierno lleguen o se manifiesten.
Sirva este post para romper una lanza por ellos, por los profesionales de la Información que han estado incansablemente al pie de una “calle“ infectada, peligrosa y amenazadora, pero erguidos ante la actualidad; la que nos ha llegado a todos nosotros, los confinados, en un momento en el que los ciudadanos reclamamos y necesitamos más que nunca su trabajo. Gracias, compañeros. Esperemos que el sector sobreviva y las empresas puedan hacer un ejercicio de responsabilidad, esfuerzo y solidaridad.
Por Victoria Magro, Directora de Desarrollo Corporativo