Deporte femenino y RSC, un matrimonio feliz

Que las ligas femeninas de determinados deportes estén cobrando en los últimos años fuerza, respaldo popular y notoriedad gracias a su acceso a las retransmisiones televisivas, es un fenómeno que no tiene nada de espontáneo, sino que claramente se ha conseguido gracias al impulso del sector privado por las acciones de RSC y patrocinio de determinadas compañías.

Creo que Iberdrola es el ejemplo más prominente y comprometido del apoyo al desarrollo del deporte femenino. Lleva cinco años dando respaldo directo a 16 federaciones tan variadas como gimnasia, triatlón, rugby, piragüismo, bádminton, fútbol, balonmano, voleibol, hockey, tenis de mesa, atletismo, kárate, boxeo, surf, deportes de hielo y esgrima; y da nombre a 22 ligas de la máxima categoría y a otras 35 competiciones. Un esfuerzo tan amplio y tan continuado, demuestra claramente que el concepto de “Universo mujer” es para la eléctrica dirigida por Ignacio Galán, mucho más que un mero gesto de imagen.

Lo cierto es que el deporte, la mujer y la mujer en el deporte, estaban ahí desde hace mucho sin que la abnegación de destacadas deportistas consiguiera dar el gran salto adelante que ahora parece estar viviendo.

Precisamente, he descubierto estos días un magnífico librito -por sus reducidas dimensiones- dedicado a un nombre insigne del deporte femenino, ignoto para mí: Margot Moles a todo color (editorial Libros.com). Margot fue una brillante deportista en los años 30 que practicó y brilló en competiciones de especialidades tan variadas como esquí, natación, hockey, lanzamiento de martillo, lanzamiento de peso… Participó en unos juegos olímpicos, fue campeona del mundo de lanzamiento de martillo, cofundó el Club Natación Canoe, fue plusmarquista nacional e internacional en varias modalidades deportivas, todo ello bajo la bandera de la república, por lo que la derrota del bando republicano en la Guerra Civil Española puso fin a una carrera deportiva que tenía aún muchas medallas por ganar.

Volver la vista tan atrás para comprobar que hace casi 100 años las mujeres brillaban en el deporte y que en tanto tiempo han tenido tan poco apoyo y notoriedad, debería redoblar el agradecimiento social a todas aquellas empresas que ahora y en el futuro dediquen parte del esfuerzo de su Responsabilidad Social Corporativa a conseguir que el deporte femenino de alto rendimiento tenga el apoyo y el reconocimiento que esa mitad del género humano que es mujer merece.

Por Alberto Mariñas. Socio, Estudio de Comunicación, Madrid
@amarinas

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