La burbuja de los influencers parecía tener sus días contados. Se auguraba una explosión de la burbuja, pero lo cierto es, que de momento tienen mucha fuerza. Parece que el fin no está tan cercano como parecía, aunque la pandemia ha podido afectar, por las limitaciones que ha conllevado (viajes, movilidad, eventos…). Las marcas han apostado por innovar en técnicas de comunicación para conseguir destacar y llamar la atención.
La innovación es ahora una obligación de las compañías que deben adaptarse a los cambios veloces de la sociedad. Innovación que se traslada al ámbito de la comunicación y el marketing. Las marcas no quieren quedarse atrás, quieren ser pioneras y conseguir llegar a su público objetivo de una forma más original que la competencia.
¿Has oído hablar de Lil Miquela?
La inteligencia artificial de la mano de la comunicación y el marketing son los responsables del nacimiento de influencers virtuales. Estos personajes, casi tan reales como personas de carne y hueso, han sido creados por ordenadores. En concreto, Lil Miquela, con casi tres millones de seguidores en Instagram, es creación de una compañía estadounidense y es hoy, una influencer cotizada.
Actualmente, como si de una persona real se tratase, ha colaborado con marcas de lujo como Prada o Calvin Klein, o deportivas como Adidas. Los contratos de Miquela no acaban aquí, recientemente firmó un contrato con una agencia de artistas norteamericana.
Pero, como todo tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que es más fácil adaptarse a las necesidades de quien los contrata. Las marcas trabajan con un equipo, y no una persona, que puede adaptar con exactitud la imagen del influencer a las necesidades de la marca. Como desventaja, la posibilidad de que se vea a la marca como fake o poco real al perder la autenticidad de la persona real puede suponer un riesgo.
Todo lo anterior es un reflejo de cómo las marcas están en constante cambio y de cómo la innovación y la tecnología también se pueden aplicar a la comunicación con la utilización de herramientas, como la inteligencia artificial, que les permitan crear contenido llamativo y comunicarse con su público objetivo.
Por Inés Amil, consultora de Estudio de Comunicación.
