Jill Biden borra del mapa a las marcas de moda

La llegada de Jill Biden a la Casa Blanca ha supuesto una ruptura con el modelo de Comunicación impuesto por  Melania Trump. La nueva primera dama ha roto con la tradición de informar sobre los diseñadores que la visten para evitar que su mensaje personal se difumine, con la consiguiente contrariedad del sector textil que pierde proyección mediática. Jill Biden pretende desviar el foco y mandar un mensaje de austeridad, en el polo opuesto del patrón de su antecesora, Melania Trump.

Tras una visita a unas escuelas infantiles, Michael LaRosa, responsable de Prensa, anunció que no se facilitará información sobre las marcas que visten a la primera dama. La iniciativa ha desatado la polémica, porque hasta ahora las habitantes de la Casa Blanca han utilizado la ropa como potente arma de Comunicación, como Hillary Clinton cuando su primera comparecencia, en el año 1993, fue calificada como “La conferencia rosa”, en referencia al color de su traje.

La vinculación de la moda con la presidencia de Estados Unidos tiene enromes impactos económicos. Un estudio publicado en 2010 por Harvard Business Review,  titulado “Cómo la primera dama acelera el mercado” y focalizado en Michelle Obama destacaba que cada aparición pública de Obama generaba, de media, un valor global (de consumo y publicitario) estimado en 14 millones de dólares y cada firma que lucía incrementaba su valor, también de media, un 2,3%. En términos culturales, Obama fue en parte la responsable de lanzar globalmente las carreras de diseñadores que vivieron su momento de gloria.

La moda está en el centro de la conversación y necesita nombres con los que identificarse para mantener su estrella.

Por Garbiñe Plazas, Directora de Estudio de Comunicación.

@Garbineplazasu

 

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