La vuelta al cole del capital privado

En los últimos años, los fondos de capital privado extranjeros han protagonizado operaciones financieras relevantes en el ámbito educativo español. Es lógico que un sector en plena ebullición como el educativo haya llamado la atención de este tipo de compañías, muy preparadas para detectar necesidades no cubiertas y la posibilidad de interesantes retornos de su inversión.

Y es previsible que las transacciones continúen en los próximos años en España. Hay perspectivas favorables para la inversión de estos fondos en todos los ámbitos y etapas de la educación – desde la infantil, hasta la universidad o la formación profesional- pero, fundamentalmente, en el ámbito de la educación de adultos.  Existe una necesidad clara de ofrecer programas específicos a una multitud de profesionales que deben actualizar sus competencias para reincorporarse al mercado laboral, para abrirse a nuevas oportunidades o para reciclarse en sectores obsoletos. Además, ahora, con una “nueva” herramienta extraordinariamente útil: la educación online o a distancia.

Sin embargo, el educativo es un sector en el que conviene introducirse con sumo cuidado desde un punto de vista reputacional. Existen fuertes barreras -provenientes del ámbito ideológico, pero también de lo legislativo o administrativo-   que deben tenerse en cuenta y que deben salvarse si, como fondo, se pretende entrar en este sector y cultivar una posición sólida ante la opinión pública. No en vano, una de las críticas más recurrentes sobre estas transacciones es la de que rozan la línea roja de lo puramente “especulativo”.

Así, será fundamental apoyar estas operaciones con un plan de comunicación cuidadosamente trazado. En primer lugar, será oportuno explicar pormenorizadamente y con transparencia la operación en sí en el ámbito de la comunicación financiera. Una vez concluida, es recomendable trabajar por promover el prestigio de los centros o de los servicios ofrecidos. Y por supuesto, llevar a cabo una intensa promoción del producto para que destaque por encima del resto.

Además, es imprescindible cultivar relaciones institucionales enriquecedoras. En este ámbito, y teniendo en cuenta que este sector está sometido al escrutinio del ministerio de Universidades y de los gobiernos autonómicos, a través de las consejerías de educación, es recomendable que los inversores construyan una red sólida y de confianza con todos sus stakeholders. Este acercamiento debe partir de una estrategia diseñada con rigor y profesionalidad.

Los objetivos y estrategia concretos de comunicación deberán adaptarse a cada circunstancia, pero a grandes rasgos, tendrán un marco común: dar a entender que la calidad de la enseñanza nunca estará supeditada a la cuenta de resultados y que las compañías entienden la función social que desempeña la educación y la formación. Que vuelven al cole, en suma, con los deberes hechos.

Por Cecilia Díaz

@ceciliadiazmart

Consultora sénior de Estudio de Comunicación

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