Estos días asistimos en tiempo real a una guerra de dos CEO en Twitter en la que todos podemos opinar, votar y hasta creer que contribuimos a que “gane” uno u otro según repartamos nuestros likes y comentarios entre ambos. Se trata del enfrentamiento entre Elon Musk, como nuevo CEO de Twitter, y Tim Cook, el primer espada de Apple. Musk, quien publica varios tuits a la hora (casi se diría que dirige la empresa a golpe de tuit y de encuestas), interpela al gigante tecnológico en la red del pájaro azul y a su CEO, Tim Cook, a quién pregunta, ante los ojos del mundo, por qué ha dejado de anunciarse en esta red plataforma.
Resulta, por si alguien no se ha enterado, que Apple ha retirado su publicidad de Twitter. Y, aunque no sea la única gran empresa en hacerlo, Apple es Apple y eso hace mucha pupa. Musk le devuelve el golpe y le pregunta, en abierto y sin rodeos, si es que Cook está en contra de su política de libertad de expresión, una política que, por cierto, modifica día sí día no. Pero esa es otra historia…
Lo que yo auguro respecto al resultado de este desafío entre gigantes es que Musk tendrá que plegarse a la postura de Apple. Pese a que haga encuestas sobre el tema a sus más de 119 millones y medio de seguidores, pese a que tenga el inmenso poder de poner en riesgo la reputación de una de las mayores empresas del mundo con un solo tuit. Pese a todo, quien paga manda. ¿Cómo si no recuperar la inversión de 44.000 millones de dólares que ha hecho el multimillonario Musk cuando la red de por sí misma casi no genera ingresos? No hay que olvidar que el 90% de la facturación de Twitter depende de la publicidad.
Así que la libertad de expresión que parece perseguir Elon estará condicionada -como siempre- por lo que les parezca bien a los anunciantes. No por lo que quiera el nuevo propietario de Twitter, ni tampoco por lo que expresen los miles de millones de usuarios de la plataforma con sus votos y comentarios. No. Dependerá de los que pagan. Como siempre ha pasado y cómo seguirá pasando (y no solo en las redes sociales). En todo caso, en poco tiempo sabremos si el pájaro queda realmente “liberado”, como dijo el multimillonario que ocurriría, o si permanecerá preso de los que realmente le pueden dar de comer.
Estefanía Campos, Directora
