El 24 de enero, el santoral tiene como protagonista a San Francisco de Sales, el patrono de los periodistas y de los escritores. Este buen hombre nació en plena Edad Media, en Saboya (Francia) y estudió en la Universidad de Padua. Ya en 1591 le nombraron doctor en leyes y, dos años después, fue ordenado sacerdote. Demostró dotes de comunicador desde entonces, dedicándose los primeros años como cura a evangelizar a los protestantes que vivían cerca de él. Llegó a suceder como obispo de Ginebra a Claudio de Granier y sus grandes habilidades comunicativas le llevaron a ser nombrado predicador en los púlpitos de París entre 1618 y 1619.
San Francisco de Sales se dedicó intensamente a escribir textos literarios. Algunas de sus obras más señaladas son ‘Defensa del estandarte de la Cruz’, ‘Introducción a la vida devota’, los doce libros del ‘Tratado del amor de Dios’, ‘Conferencias espirituales’ o ‘Sermones’ y ‘Cartas’.
De Sales tenía una gran pasión por las letras y creía en el poder de la palabra, tanto que dejaba escritos en las puertas de las casas de los protestantes para convertirles al cristianismo.
San Francisco fue beatificado por el Papa Alejandro VII en 1661, que lo canonizó en 1665, a los 43 años de su muerte. En 1877 recibió el título de Doctor de la Iglesia por su trayectoria literaria y personal.
El 26 de enero de 1923, Pío XI lo designó Santo Patrón de los periodistas y los escritores en una encíclica titulada ‘Rerum Omniun’. Este pontífice recogió en un escrito que “es necesario que los periodistas imiten y muestren en todo momento que el rigor siempre ha estado unido a la moderación y la caridad, que era la característica especial de San Francisco”.
Alguien capaz de cambiar la opinión pública con la palabra, un maestro de periodistas, un santo que dedicó su vida a la literatura, ese es San Francisco de Sales.
Victoria Magro, directora en Estudio de Comunicación
