Claves para enfrentarse a una presentación con éxito

Acudir a defender un plan o unas ideas de trabajo ante un grupo de gente, sean estos clientes, proveedores o empleados, es una situación que genera inquietud en muchas personas. A pesar de su enorme importancia, saber hablar en público no es una asignatura a la que se preste demasiada atención. Así, cuando nos adentramos en el mundo laboral, nunca parece estar uno lo suficientemente preparado para afrontar con éxito esa prueba. A la hora de exponer una propuesta, la presión por hacer que brille en muy poco tiempo suele ser máxima. Unos minutos en los que hay que conseguir destacar y convencer de las bondades del plan que llevamos bajo el brazo para que sea bien recibido o aprobado.

Es verdad que hay personas especialmente dotadas para exponer en público una serie de ideas y seducir a la audiencia: profesionales que parecen haber nacido para que los escuchen; que, con poca preparación, parece que vuelan.

Pero, para la gran mayoría de los individuos, la única manera de salir airosos de este tipo de pruebas es mediante la preparación. Se trata de poder enfrentarse a este proceso con la mayor calma posible y que se convierta en un reto interesante e incluso de crecimiento profesional.

Así, al margen de lo acertada que sea nuestra propuesta (premisa básica), en primer lugar, es fundamental que el equipo que la presente tenga claro el papel que va a adoptar cada uno en esa puesta en escena. Es recomendable que ésta sea coral y que no sea una única persona la que cargue con todo el discurso. Así ya estamos demostrando que sabemos trabajar en equipo.

En segundo lugar, será necesario contar con una presentación que sirva de soporte, pero en ningún caso que sea un guion que leer in sittu. Gráfica, visualmente atractiva y que ofrezca las pinceladas y las grandes ideas de lo que queremos presentar. En el momento de exponerla será necesario ofrecer un plus: ejemplos de otras experiencias, tendencias o datos del sector que justifiquen y enriquezcan nuestro planteamiento.

En tercer lugar, y en lo relativo a la forma, el “presentador” deberá tener en cuenta algunos consejos: emplear una dicción, tono y entonación adecuados y un lenguaje no verbal a nuestro favor: una mirada fija y una presencia amable. Esto también se ha de entrenar antes de acudir a la cita. Frente al espejo o frente a nuestros propios equipos.

Y, por último, y aunque se trate de contar y explicar, siempre habrá que jugar la baza de la escucha activa. Tal vez el interlocutor dé pistas en ese momento sobre lo que quiere o necesita. Y será importante que se encuentre en frente con un profesional con una rápida capacidad de adaptación.

Por Cecilia Díaz, directora en Estudio de Comunicación

@ceciliadiazmart

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