En Estudio de Comunicación, entre la variedad de servicios que ofrecemos, somos expertos desde hace muchos años en formación y ensayo de portavoces. Una herramienta clave para mejorar las actitudes de directivos de empresas que, de repente, tienen que ponerse al frente de un grupo de personas para explicar situaciones que generalmente son complicadas de tratar y gestionar. Grandes compañías, a lo largo de los años, han confiado en nosotros para entrenarles en la gestión de “canutazos” de TV, ruedas de prensa, entrevistas y en mejorar sus discursos y leguaje corporal para que la comunicación ante pequeños o grandes auditorios sea correcta.
La facilidad de entablar conversaciones o de dar información es hoy tan fácil y existen tantos canales de difusión rápida y sin filtro (medios de comunicación, redes sociales, mails, web, WhatsApp…) que, también para ámbitos no profesionales o entidades pequeñas, debería ser prioritario disponer de un manual para saber cómo comunicarse públicamente. Los cargos de personas que representan a mucha gente pero que no tienen por qué ser grandes CEO o directivos de empresas, deberían exigir una formación de portavoces para disponer de pautas de comportamiento o de formación para comunicarse con “su” público.
Por ejemplo, recuerdo el caso aquel en el año 2021 en el que fueron atropelladas unas niñas a la puerta de un colegio. De repente, el director del centro, el presidente de la Asociación de madres y padres, entre otros, se convirtieron de la noche a la mañana, sin ser profesionales de ello, en informadores principales de un suceso del que todo el mundo requería información. Todas las cadenas de radio y de televisión además de prensa de todo tipo, querían un portavoz que explicara a la audiencia de primera mano lo que allí había ocurrido. En ese caso, ¿Quién asesora en la comunicación que se debe ofrecer? ¿Qué pautas y argumentos se establecen? No creo que este tipo de situaciones que se dan en pequeñas entidades, tengan planteado un manual de crisis que recoja cómo deben comunicarse cuando sucede un problema, qué tono deben emplear o qué actitud tomar ante un suceso extraordinario y, mucho menos, practicar sobre ello.
Creo que empresas de bajo perfil deben también sopesar la necesidad de formarse en la comunicación que deben ofrecer y trabajar en el supuesto de que no siempre toda la información que parte de ellas puede ser positiva. Sería fundamental evaluar qué tipo de comunicación hacen, cómo es recibida por su público y a partir de ahí, construir un plan de actuación donde se detallen las normas básicas de estilo para su comunicación y sus portavoces, sea el ámbito que sea.
Eva Fresnillo, directora en Estudio de Comunicación