En la gestión de equipos, el feedback constructivo es una herramienta esencial para fomentar el crecimiento de los empleados que va más allá de simplemente corregir errores. Aunque el ritmo frenético del día a día nos pueda consumir, encontrar un momento -semestralmente incluso- para dedicar a evaluar y escuchar al equipo, puede ser muy provechoso.
Esta conversación con un superior, si se produce, puede motivar, guiar y desarrollar a las personas, creando un entorno de trabajo más amable, productivo y positivo. Además, al centrar la evaluación en el crecimiento y las fortalezas individuales, se crea un ambiente propicio para la innovación y la productividad y, a su vez, se fomenta una cultura de mejora y aprendizaje continuo.
El feedback, siempre constructivo, también es clave para construir confianza dentro del equipo. Cuando los empleados saben que sus responsables están comprometidos con su desarrollo profesional y personal, se sienten valorados y motivados. Esta confianza mutua es fundamental para crear un ambiente de trabajo donde los empleados se sientan seguros para expresar sus ideas y asumir responsabilidades sin temor a ser excesivamente controlados.
Confianza, la mejor fórmula contra el micromanaging
En este sentido, la construcción de confianza también es el antídoto más eficaz contra el micromanaging, pero ¿en qué consiste este método de gestión laboral? Pues bien, se trata de una modalidad en la que se ejerce un control excesivo sobre las personas y que denota una falta de autonomía y de confianza en las habilidades del equipo por parte de los superiores. Una vigilancia excesiva que, en ocasiones, impide el desarrollo del empleado. Mientras que los jefes que confían en sus equipos tienden a delegar tareas de manera efectiva y permiten a los empleados tomar decisiones autónomas. Esto no solo libera al responsable para concentrarse en otras cuestiones estratégicas u otros documentos, sino que también empodera a los empleados.
El feedback constructivo y la confianza son pilares fundamentales en la gestión de equipos. Al fomentar un entorno de apoyo y autonomía, los responsables no solo mejoran el rendimiento de sus equipos, sino que también eliminan la necesidad de micromanaging, creando así un ambiente de trabajo más eficiente.
Por Inés Amil, consultora sénior en Estudio de Comunicación
