Voy a opinar sobre el debate presidencial que han mantenido en EEUU la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump de cara a las elecciones del 5 de noviembre. No, en este caso, en cuanto a los contenidos ni propuestas electorales de los programas de ambos candidatos, porque cuestiones como inmigración, aborto, impuestos…las tienen que decidir los americanos: es su país. Pero sí quiero, como profesional de la comunicación, analizar los aspectos formales que ambos candidatos mantuvieron en el enfrentamiento.
La mayoría de los analistas coinciden en que Kamala Harris ha salido victoriosa del debate. También las primeras noticias publicadas por los medios de comunicación le dan como ganadora.
Rod Dreher, afamado y prestigioso periodista y escritor estadounidense, ha dicho literalmente: “Ella parece una persona normal, clara y fuerte. Trump no puede asestar un golpe: es fanfarrón y está desenfocado”. Aquí parece estar la cuestión: “ella fue capaz de reducir el riesgo y los contrincantes han perdido el relato que habían construido basado en que Harris se negaba ante los medios de comunicación y alimentaba el silencio”.
No solo hay que ser la mujer del César, sino parecerlo. En una comparecencia, acto, intervención o puesta en escena ante distintos públicos y más ante los medios de comunicación, no hay que pecar de vanidad ni de prepotencia, hay que dejar al lado el engolamiento, no hay que perder la compostura ni los nervios, ni causar frustración ni tensión…aspectos que a Trump parece que le faltaron o fallaron. Entre otros, Trump descalificó a su rival llamándola “marxista” y gritó al micrófono al hablar del asalto al Capitolio.
Al contrario, la actual vicepresidenta de Estados Unidos -aunque también lanzó sus pullitas- mencionó el «sueño americano», saludó a su rival al principio del debate, le miró a los ojos, le ofreció en su primer encuentro personal un apretón de manos y le invitó a “tener un buen debate”; sonrió en muchas ocasiones, se desenvolvió con agilidad, movió las manos, aireó su melena y se mostró más relajada denotando naturalidad, ofreciendo esperanza y alejándose de las fakes…, pasó la mayor parte del debate mirando directamente a su oponente, a menudo sonriendo, mientras él, con mueca seria y de enfado enfocó su mirada al frente, la mayor parte del tiempo, cuando ella se explicaba.
… Todo esto que la candidata demócrata fue capaz de poner de manifiesto en el encuentro es, justamente, lo que se aprende en una buena Formación de Portavoces. Ninguno de nosotros podemos negar que Kamala Harris ha superado dudas y ‘chinas’ para convertirse en seria candidata a la presidencia y que sus primeras comparecencias fueron algo tardías y tímidas, porque ella misma reconoció la necesidad de formarse y prepararse para intentar ser uno de los mejores portavoces del planeta. Lo ha demostrado. No sabemos si llegará a ser la primera presidenta mujer de Estados Unidos, pero se ha preparado y ha dejado patente que ‘claramente, no es Joe Biden’, como afirmó, al menos por ahora como portavoz, puede superar a Donald Trump. Habrá que seguir ensayando…
Por Victoria Magro, Directora de Desarrollo Corporativo