Sabemos que una acción de comunicación ha fallado, cuando tenemos que explicar el porqué de dicha acción. Un buen ejemplo es lo que ha ocurrido con el lanzamiento del segundo trailer de Megalópolis, la nueva película de Francis Ford Coppola.
Se trata de un ejemplo de manual de error de comunicación. Y es que, aun siendo la intención de los creadores del trailer buena, al pretender posicionar la última película de Coppola como una obra de arte que, como el buen vino, envejecerá bien, al igual que lo han hecho El Padrino, o Apocalypse Now, sobre las que actualmente nadie duda de que se trate de obras maestras, aludiendo a qué estas películas no fueron tan bien recibidas por la crítica cuando se estrenaron.
El lanzamiento de dicho trailer, comenzaba con la frase «los auténticos genios a menudo son incomprendidos» e incluía varias críticas a lo que ya son hoy clásicos de nuestro cine. Dichas críticas no eran ciertas, o bien correspondían a otras películas y es aquí donde pincha en hueso esta acción de comunicación, porque en ningún momento queda claro que se trata de un recurso narrativo, por lo que el espectador puede llegar a inferir que en sus inicios El Padrino fue considerada por la crítica como “una descuidada película autoindulgente”.
Así lo que podría haber sido una forma creativa de poner en valor el buen cine y de paso anunciar que Megalópolis, algún día entrará en el Olimpo en el que están obras como El Padrino, acaba convirtiéndose en una herramienta para la desinformación, que solo causa estupor entre los críticos de cine y que obliga a retirar la campaña promocional de dicho trailer.
Por eso, antes de poner en marcha una acción de comunicación debemos ponernos en la piel de los destinatarios de dicha acción y si pensamos que no lo van a comprender, es mejor sentarnos y esperar a que se nos pasen las ganas de lanzar dicha acción.
Ana Pereira,
Asociada en Estudio de Comunicación
@anabepereira