Según un estudio del Instituto Reuters, de la Universidad de Oxford, actualmente el 39% de las personas en el mundo evita las noticias. Nunca antes esta cifra había sido tan elevada, y España es uno de los países en los que más ha crecido.
Contrariamente a lo que se podría pensar, no se trata de gente con poco interés por la actualidad. Son más bien antiguos consumidores de información que han acabado abrumados por el exceso de contenido. De hecho, según la misma encuesta, el número de personas que dice sentirse sobrecargada por la cantidad de noticias ha subido 11 puntos en los últimos cinco años (18 en el caso de España, donde el porcentaje que se siente abrumado llega al 44% en 2024).
¿A qué se debe? Todos lo vivimos a diario: cientos de notificaciones en el móvil, actualizaciones permanentes en prensa, redes sociales que publican contenido a un ritmo frenético, newsletters diarias en la bandeja de correo, … No nos da la vida para estar al día de todo, ni aunque lo intentemos.
Se trata de comunicar mejor, no más
Esa sobreinformación, sumada a la proliferación de las noticias falsas, especialmente en los últimos años, provocan el cansancio y la desconfianza hacia los medios de comunicación y la información en general. Hartos de tanta noticia, muchos optan hoy por evitar enterarse, por quedarse al margen del ruido.
Todos los que nos dedicamos a la comunicación deberíamos extraer unas cuantas lecciones de este fenómeno. Publicando más tweets, escribiendo más artículos o mandando más alertas, lo que conseguimos es que la calidad empeore y que el interés de los receptores se reduzca, generando el efecto contrario a lo que en principio buscamos.
Debemos por tanto tener cuidado con el exceso de información, ya que acaba conduciendo a la desinformación. Sea a través del medio que sea, intentemos comunicar mejor, no más.
Por Bruno Calvo, consultor sénior en Estudio de Comunicación
@Brunoc4444