Recientemente fui víctima de un ataque de suplantación de identidad, lo que puso en evidencia las vulnerabilidades en la protección de datos de muchas entidades bancarias. A pesar de ser responsables de manejar información sensible, muchos bancos aún presentan brechas de seguridad que ponen en riesgo la privacidad de todos.
Las entidades, en especial las financieras, gestionan datos personales críticos, como contraseñas y transacciones. Sin embargo, la falta de sistemas de seguridad robustos sigue facilitando el acceso no autorizado a esta información. La suplantación de identidad es un ejemplo claro de cómo las vulnerabilidades afectan no sólo a los clientes, sino a toda la sociedad.
Como profesional de la comunicación, esto también destaca la responsabilidad de los bancos en cómo comunican estos riesgos y protegen la confianza de los usuarios. A menudo, estos no comunican de manera clara cómo protegen los datos de sus clientes ni qué hacer en caso de un fraude. Los usuarios a menudo desconocen los riesgos y las medidas preventivas que pueden tomar, lo que contribuye a un mayor nivel de vulnerabilidad. Una comunicación efectiva es clave para educar a los clientes y proteger su información.
Cuando ocurre un fraude o un robo de identidad, los clientes pierden confianza en la institución. La falta de una respuesta rápida y transparente por parte del banco puede agravar la situación y dañar aún más la relación con el cliente. Por ello estos deben ser proactivos en su comunicación, ponerse al servicio del cliente cuando es víctima de un caso así y asumir su responsabilidad.
Para mejorar, los bancos deberían:
- Fortalecer la seguridad: Invertir en tecnología avanzada y protocolos más seguros tanto en la parte online como en la presencial.
- Mejorar la comunicación: Ser transparentes sobre los riesgos y las medidas de protección.
- Educar a los clientes: Ofrecer información clara y accesible sobre cómo proteger la información personal. Redactar un manual universal de suplantación que ayude al cliente a saber qué pasos debe dar para denunciar y, en el caso de que sea necesario, los cauces adecuados para reclamar y ponerlo en conocimiento de los organismos pertinentes.
- Ponerse en la piel del cliente: cuando se es víctima de una suplantación la entidad financiera debe ser el mayor apoyo que encuentre el suplantado, ayudándole y facilitando todas las gestiones que sean necesarias entre bancos y autoridades.
La suplantación de identidad es solo uno de los muchos riesgos derivados de la falta de protección de datos en los bancos. Como usuarios, debemos exigir más claridad y responsabilidad en cómo las entidades manejan la seguridad de los clientes. Es esencial mejorar la comunicación para recuperar la confianza perdida y garantizar la protección de los datos personales.
Por Eva Fresnillo, directora de Estudio de Comunicación