Un gesto, mil interpretaciones

Durante un evento político en apoyo a Donald Trump, Elon Musk, el magnate detrás de Tesla y X (antes Twitter) realizó un gesto que fue rápidamente interpretado por algunos sectores como un saludo nazi. La imagen recorrió las redes sociales en cuestión de minutos y desató un aluvión de reacciones. ¿Fue un acto intencionado? ¿Un simple malentendido? En el tribunal de la opinión pública, las explicaciones llegan siempre tarde.

Este caso ilustra cómo, en la sociedad digital, los gestos ya no pertenecen únicamente a quien los ejecuta. Una vez capturados y compartidos, entran en el dominio de la interpretación colectiva. Lo que para algunos puede parecer un ademán sin mayor trascendencia, para otros es una afirmación ideológica que merece y debe ser condenada.

La imagen adquiere vida propia y el contexto original se diluye en un mar de suposiciones, memes y debates acalorados que no llevan a nada, salvo a la polémica.

Una imagen vale más que mil palabras.

Hoy en día, en un instante, un movimiento de la mano, una expresión fugaz o un gesto aparentemente insignificante pueden desatar una tormenta mediática. La comunicación no verbal se ha convertido en un factor determinante para la reputación de figuras públicas y líderes empresariales.

Desde siempre, los gestos y los símbolos han sido herramientas poderosas de comunicación. Líderes, políticos y figuras públicas los han utilizado para transmitir autoridad, empatía o desafío. Sin embargo, en la era de las redes sociales, donde cualquier acción queda registrada y analizada al detalle, el margen de error es prácticamente inexistente.

Los estudios en comunicación no verbal muestran que el lenguaje corporal influye en la percepción que los demás tienen de una persona incluso más que sus palabras. Un simple apretón de manos, una mirada evasiva o un ademán erróneo pueden definir narrativas completas.

No basta con decir lo correcto: también hay que parecerlo.

El caso de Musk demuestra cómo las redes sociales han transformado la forma en que consumimos información y reaccionamos ante ella. Un video de pocos segundos o una fotografía sacada de contexto pueden alterar la percepción y la reputación de cualquier figura pública en cuestión de horas.

Este fenómeno plantea una pregunta crucial: ¿quién controla la narrativa? ¿Es el protagonista del gesto, los medios de comunicación, los usuarios de redes o un algoritmo que decide qué contenido se vuelve viral? En un entorno donde la percepción puede ser más determinante que la realidad, la comunicación no verbal se convierte en un campo de batalla.

La importancia de la formación en comunicación no verbal.

La formación de portavoces no puede limitarse a la construcción de discursos efectivos; también debe abarcar el control de gestos, posturas, miradas y reacciones. Un líder que comprende el impacto de su lenguaje corporal puede anticiparse a malinterpretaciones y manejar con mayor destreza las crisis comunicativas.

Elon Musk, un hombre acostumbrado a la controversia, seguramente sobrevivirá a este episodio, pero su caso deja una lección innegable: en la era de la imagen, cada gesto cuenta. Y cuando un simple movimiento de la mano puede convertirse en símbolo de algo mayor, la comunicación no verbal deja de ser un detalle para convertirse en un poderoso vehículo de significado.

Por Jaime Iglesias, consultor sénior en Estudio de Comunicación.

@JaimeIglesiasM

,
SWITCH THE LANGUAGE
Text Widget
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Vivamus quis neque vel quam fringilla feugiat. Suspendisse potenti. Proin eget ex nibh. Nullam convallis tristique pellentesque.