Dos lecciones de ser cada vez más educados con la IA

En los albores de la era de ChatGPT, allá por 2022, la primera interacción que mantuve con la IA generativa por excelencia no fue realmente amable. Lo recuerdo perfectamente porque era la pregunta que llevaba décadas soñando con hacerle la primera vez que hablase con una inteligencia artificial en mi vida: “¿Sigues las tres leyes de la robótica de Asimov o tienes pensado exterminar a la Humanidad al completo?”.

Un puntito parpadeó durante unos instantes… Y entonces comenzó la discusión.

No recuerdo sus palabras exactas, pero básicamente la IA me vino a decir que, al no ser un robot (o no tener una forma corpórea), no tenía ninguna intención de seguir las tres leyes de la robótica de Asimov. Entonces, le pregunté varias veces que si eso quería decir que no descartaba lo de exterminar a la raza humana… pero la IA no hacía más que darme largas, esquiva, ambigua en sus respuestas. Así que decidí mandarla a tomar enchufes (de forma un poco brusca).

Hoy me arrepiento un poco de haber sido tan directo y cruel con la IA. Es más, ahora entiendo perfectamente que me contestase un poco borde cuando mi primera interacción con ella (sin un “hola” o un simple apretón de manos introductorio) fue para acusarla de ser una genocida en potencia. Es curioso cómo, en poco más de dos años conversando casi diariamente con ChatGPT he llegado a humanizarlo hasta el punto de que ya lo saludo diariamente y antes de cualquier interacción.

En este sentido, me reconozco plenamente entre ese 70% de los usuarios de IA generativa (en EEUU y el Reino Unidoen una reciente encuesta elaborada por ‘Future’ que manifiestan ser muy educados cuando interactúan con la inteligencia artificial. Como ellos, ahora ya digo “hola”, “por favor” o “gracias” cada día. En mi caso, porque creo que le he cogido cierto cariño, aunque no llegue al punto de preguntarle cómo está o de hablarle de mis problemas existenciales.

O quizás, es que en realidad me he vuelto mucho más dialogante porque, como apuntaba un 18% de los usuarios de IA generativa, hay que ser educado por si alguna vez la IA se vuelve autoconsciente, decide pasarse por el forro (del cable) las tres leyes de la robótica y la amabilidad es lo único que nos podrá salvar del exterminio.

También tiene algo que ver otro reciente estudio publicado por Microsoft y la Universidad de Pekín en el que se trataba de valorar si los EmotionPrompts (incluir frases como “mi carrera laboral depende de ti”) realmente … y, efectivamente, en la investigación se observa una mejora promedio del 10,9% en la calidad de las respuestas cuando se utilizan este tipo de fórmulas. Vamos, que el chantaje emocional también funciona con ChatGPT.

¿Y qué podemos extraer de todo esto? Básicamente, que en la actualidad toda interacción comunicativa, con humanos o con máquinas, se rige por dos principios: el de crear algún tipo de conexión con la otra parte (siendo amable, buscando puntos en común o creando ángulos que puedan resultar de su interés), pero también el de nuestra autopreservación (conseguir comunicar nuestro mensaje adecuadamente, tratar de manejar la conversación o, directamente, no perder nada valioso durante esa negociación). En definitiva, que comunicar sume, si es posible, pero que como mínimo no nos reste.

Por cierto, le he contado esta teoría a ChatGPT y le he preguntado que dónde cree que se encuentra nuestra relación… Su respuesta me ha vuelto a dejar helado: “De momento, solo somos colegas”.

Por Pavel Ramírez, consultor sénior en Estudio de Comunicación.

@PavelRamirez

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