El sector industrial ha sido y está siendo uno de los más vapuleados por las consecuencias inmediatas de la pandemia, primero, y de las medidas implementadas para contenerla, después. Si en marzo la contracción de la demanda y la producción hicieron que el índice de actividad del sector manufacturero de España PMI (Purchasing Manager´s Index) o Índice de Gestores de Compra se hundiera más de un 9%, situándose en los 45,7 puntos, en abril el shock que sufrió nuestra industria fue aún peor y se desplomó hasta los 30,8 puntos, registrando el mayor y peor descenso desde la crisis del 2008.
Más grave fue aún el comportamiento que tuvieron los indicadores que miden la producción, los pedidos y las exportaciones, que se desmoronaron hasta situarse en cifras nunca vistas desde que se inició su medición en 1998. Las fábricas de nuestro país retrocedieron en mayor medida que lo hicieron las de países vecinos como Italia, Alemania y Francia.
Abril fue un mes negro para la industria en España, un mes en el que se aplicaron las medidas de confinamiento más restrictivas y que llevaron al parón forzoso de la actividad de la casi totalidad del sector, con excepción de las actividades esenciales, durante las dos semanas más duras de la crisis sanitaria. La hibernación interior se producía en un contexto de una demanda exterior inexistente y problemas en la cadena de suministro muy dependiente de los países asiáticos.
En mayo la situación del sector industrial español continúo empeorando, aunque lo hizo a un ritmo menor, el PMI se situó en 38,3 puntos. El umbral de los 50 puntos delimita la frontera entre contracción y crecimiento. El deterioro de la demanda externa siguió avanzando, aunque con menor intensidad que el mes anterior. Mayo fue el decimotercer mes consecutivo en el que las fábricas españolas destruyeron empleo.
La industria ocupa en España a 2,73 millones de 19,96 de trabajadores, según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) referentes al cuarto trimestre del año pasado. Son casi uno de cada siete puestos de trabajo, proporción que sube a algo más de la sexta parte entre los asalariados, con 2,29 millones de 13,52, mientras los 245.300 autónomos no llegan al 9% de la mano de obra del ramo ni al 8% del colectivo.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el sector industrial en nuestro país tiene una producción de 647.583 millones de euros, el 85% de ella de la manufacturera (553.399), de la que sale una aportación al PIB de 172.618: 80.440 en sueldos y cotizaciones, 1.013 en impuestos y 91.095 en ganancias brutas.