La crisis económica y financiera provocada por el coronavirus está afectando y va a afectar, de manera significativa, a distintos sectores productivos de forma dispar, y a la economía española. Todos los indicadores apuntan una caída en picado de las previsiones económicas y España podría caer en torno a un 10% de su Producto Interior Bruto.

Si todos los sectores miran con preocupación la recuperación tras la pandemia, la banca, sin duda, está en el punto de mira. El sector financiero se enfrenta a una de las crisis más importantes de los últimos cien años, con consecuencias más duraderas e imprevisibles que la crisis del 2008 porque abraca a todos los países y a todos los sectores al mismo tiempo.

La importante destrucción de empleo tras la fuerte reducción de la actividad empresarial puede conllevar al aumento de la morosidad y al impago de créditos e hipotecas, tanto por las familias como por las empresas. Estos hechos ciertos, abren un nuevo período de reflexión y cambio para la banca española, un sector que, de por sí, no goza de buena reputación, ya arrastrada de la crisis financiera anterior.

Con este panorama ensombrecido por las previsiones de desplome en la eurozona de hasta un 12% y con la banca en sus momentos más bajos de rentabilidad y cotización en bolsa, el sector afronta unos años de ajustes que conllevarán, en algunos casos, fusiones, ahora aparcadas y, lamentablemente, pérdida de empleo.

El Banco de España analiza minuciosamente la situación de las entidades financieras en un momento tan incierto como el actual. “Una respuesta de las autoridades económicas rápida y contundente –que abarque los ámbitos nacional, europeo e internacional, y las áreas de fiscal, monetaria y prudencial– resulta crucial para lograr que los efectos de la crisis no sean duraderos en el tiempo, y así aminorar los riesgos para la estabilidad financiera”, según Pablo Hernández de Cos, gobernador del BdE.

Como consecuencia de la pandemia, se prevé que se reducirá la concesión de créditos, se reducirán los ingresos, aumentará el gasto por deterioro, harán mayores provisiones, con lo que se deteriora la rentabilidad y la cuenta de resultados. De hecho, en el primer trimestre del año, “el retroceso de los resultados en los bancos españoles ha sido muy significativo y ya han hecho fuertes provisiones por la Covid­ 19”, según el BdE.

Las medidas económicas y la situación están provocando para los bancos un reto operativo y financiero tras los Reales Decretos-ley 8/2020, 11/2020 y el 15/2020 que consisten, básicamente, en ampliar las moratorias al crédito al consumo y en la concesión de avales públicos a través del ICO para reforzar la financiación a empresas y autónomos, con garantía pública que alcanzará hasta los 100.000 millones de euros.

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La banca afronta la recesión, derivada del Covid 19, con los índices de rentabilidad más bajos de los últimos 20 años.

El Banco de España prevé una caída de entre el 6,6% y el 13,6% del PIB en 2020.

Un 20,5% de las familias tienen hipoteca. Es decir, una de cada cinco tiene que pagar cada mes su correspondiente cuota hipotecaria.

El Gobierno ha tomado medidas especiales como los avales del ICO que facilitarán el acceso al crédito a empresas y autónomos para dar cobertura y confianza a la banca privada.

Durante el periodo de confinamiento y alarma nacional, la mayor parte de las entidades financieras del país han eliminado comisiones o han adelantado el pago de las prestaciones de desempleo o las pensiones días antes de lo inicialmente estipulado.

La mayoría de las entidades han potenciado las plataformas digitales, banca telefónica y telemática, evitando las visitas a las sucursales.

La Autoridad Bancaria Europea (EBA) considera que el sector financiero está más preparado para afrontar el choque económico del Coronavirus que en la anterior crisis de 2008.

Los expertos han manifestado, en repetidas ocasiones, que tardaremos al menos cuatro años en volver a los indicadores económicos previos a esta crisis.

El Banco Central Europeo cree que la caída de la economía de la zona euro puede llegar hasta el 12% en 2020 y prevé un repunte del 4% en 2021.

La banca abordará con mayor rapidez la digitalización y transformación tecnológica para potenciar sus canales telemáticos. El apoyo directo de la banca al sector productivo será crucial y tendrá que reinventarse mucho más para evitar el cierre de empresas, garantizar la liquidez y para mantener el empleo.

El Banco de España está monitorizando la evolución del sector bancario y advierte que la tasa de créditos dudosos había caído un 4,8% y la de refinanciaciones, un 5% a finales del 2019, pero “la presión adversa introducida por la crisis del coronavirus sobre la actividad económica revertirá previsiblemente esa tendencia, llevando a un aumento de la ratio de morosidad y refinanciaciones”. En cualquier caso, la tasa de morosidad era más elevada en la cartera de empresas (6,3%) que en la de las familias (4,1%) a finales del 2019.

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El Banco de España sostiene que el impacto de la crisis será heterogéneo entre los bancos en función de la posición de partida en calidad crediticia y su grado de exposición a los sectores y geografías más afectados. La banca española arranca esta crisis con unos niveles de capital superiores a los exigidos, pero se mantiene en la última posición en el ranking de solvencia europeo.

La inyección de dinero, de hasta 750.000 millones, propuesta por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, puede y debe paliar las consecuencias de la pandemia con fondos de solidaridad entre los países, mediante créditos y subvenciones a fondo perdido.

España será el segundo país más beneficiado con 140.000 millones entre subvenciones y créditos, si al final la propuesta sale adelante pese a la oposición que mantienen ahora Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca. El próximo 19 de junio en la reunión de los jefes de estado o de gobierno de los 27 será crucial.

La Comisión cree que se movilizará más de 3 billones de euros equivalente al 22 del PIB de la UE, lo que permitirá crear dos millones de empleos.

Incentivos destinados a la inversión privada y a las reformas estructurales y para la transición digital acelerada de las economías.

Con esta pandemia se ha observado que el dinero en efectivo irá perdiendo peso en la actividad económica. Se ha acelerado esta tendencia con la crisis sanitaria y ha disminuido del uso de los cajeros en un 68%.

Muchos expertos aseguran que tardaremos al menos cuatro años en volver a los indicadores económicos previos a esta crisis

Este análisis ha sido escrito por

Juan Antonio Tarjuelo

Asociado en Estudio de Comunicación

Estudio de Comunicación - Juan Antonio Tarjuelo - Asociado
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