PUNTO DE PARTIDA
El 16 de noviembre de 2014 tuvo lugar una de las mayores crisis que ha sufrido Campofrío en su historia. Su planta de Burgos, La Bureba, era pasto de las llamas ante la atónita mirada de trabajadores y curiosos.La empresa supo reaccionar a tiempo y comunicó su deseo de reconstruir la planta y contar con su plantilla en los días posteriores al desastre; pero le sucedieron dos largos años de construcción y puesta en marcha en los que el colectivo interno fue especialmente vulnerable.
EL RETO
Pese al firme compromiso de la compañía, los trabajadores se encontraban ahora en ERTE o reubicados en otros centros, lejos de su lugar de trabajo, sus compañeros y sus canales de comunicación internos habituales; y las dudas surgían. El reto era doble: por una parte, había que generar nuevos canales que permitieran conectar con la plantilla y comunicarles los avances en el proyecto; y, por otra, era necesario hacerles llegar el apoyo permanente que la compañía les brindaba y su esfuerzo por que así fuera.