Transparencia e imaginación con el accionista (Diario Abierto)
Madrid acaba de celebrar el Campus de la Excelencia, donde se ha puesto de manifiesto que España necesita para salir de la crisis grandes dosis de la misma, aunque sea una palabra tan usada que haya podido perder su significado para algunos.
Pero, además de la excelencia, para salir de la crisis las empresas tienen que aplicar grandes dosis de un trato ético y responsable hacia el accionista, que se debe traducir en transparencia e imaginación para tenerle satisfecho, fidelizarle y ayudarle a que se «olvide» y haga «oídos sordos» a la competencia.
La globalización y la crisis obligan a las empresas grandes, medianas y pequeñas a realizar también un ejercicio extra de imaginación. Y en este año, que acaba de comenzar, mucho más.
Hay unanimidad en afirmar que la excelencia también hay que aplicarla en el trato con el accionista, el verdadero dueño de la empresa. Pero cada vez más, a la excelencia en el trato hay que unir una comunicación transparente, ingeniosa y «reciclada»; armónica con las cambiantes circunstancias sociales. Porque no todo es fidelizar. También hay que atraer.