La última encuesta del CIS apunta a los políticos como el tercer mayor problema que dicen tener los españoles. ¡Un problema mayor que el terrorismo! yo no sé si son el tercero o incluso el segundo o el primero, pero lo que está claro es que son un problema y ellos tienen un problema.
Resulta paradójico que la profesión que más se gasta en imagen pública, que más asesores de Comunicación tienen, sean los que tienen peor imagen. Ellos que casi siempre dicen que su problema es «que no saben transmitir lo bien que lo hacen» y que la culpa no es de su gestión sino de que no han sabido comunicarla. Lo dice el líder de la UGT de Zapatero, lo dice Zapatero de sí mismo, lo dice la Vicepresidenta del Gobierno en la toma de posesión del nuevo responsable de Comunicación del Gobierno, lo dicen los alcaldes acusados de corrupción y lo manifiestan los presidentes autonómicos imputados por comprar trajes baratos o palacetes en dinero negro… Lo dicen, pero no es verdad.
El problema está en que la Comunicación amplifica las bondades de un producto y puede hacer que un detergente se venda más. Pero no puede hacer que el detergente lave. Lo primero es la realidad, después la Comunicación. Si el detergente no lava, de nada sirve la Comunicación.
Los políticos tienen primero que arreglar su realidad y después comunicarla. Mientras sigamos viendo a políticos corruptos no sólo impunes sino protegidos por sus propios compañeros, mientras sigamos viendo que nuestra realidad se parece cada día más a Latinoamérica o a África y cada día menos a Suiza o Suecia… de nada les servirá rodearse de asesores de imagen. Porque si no lava, ¡el detergente no hay quien lo venda!
