Leía hace unos cuantos días en El País un artículo que con el título “Grandes chefs contra la masa crítica” hablaba acerca de la polémica surgida después de que un grupo de cocineros de Europa se uniera para frenar el fraude de las opiniones de los usuarios en las redes sociales especializadas.
Resulta que según cuenta el artículo, la historia comenzó en Florencia (Italia) cuando a un prestigioso cocinero uno de sus proveedores le ofreció como regalo cinco buenas críticas en una de las mejores páginas del mundo especializada en turismo, TripAdvisor. Al reputado chef no debió de gustarle mucho el regalo puesto que según cuenta el artículo acudió a la asociación de restaurantes a la que pertenece a quejarse y desde ésta se emprendió una campaña en Facebook de recogida de historias parecidas con el objetivo de denunciar a TripAdvisor en Estados Unidos. Desde la Web comentan que garantizar la veracidad del contenido es una de sus prioridades y que dedican muchos recursos a cuidar estas cuestiones, pero por lo que se puede comprobar los esfuerzos no son suficientes.
Y voila de nuevo nos encontramos ante la encrucijada que arrojan las redes sociales, por un lado, la libertad del individuo para mostrar su opinión en una red abierta y global y, por otra, aquellos que buscan enturbiar la realidad a través de prácticas poco éticas que pueden perjudicar la reputación de una entidad, en este caso de establecimientos hosteleros y de la páginas en las que se ofrecen las recomendaciones.
Como usuario habitual de estas páginas considero que lo fundamental ante estas divergencias no consiste en satanizar al mensajero, en este caso el gigante turístico, sino en promover la búsqueda de mecanismos de control tanto internos como externos para que las informaciones que se publiquen en la red atiendan a criterios de veracidad legales y, sobre todo, que puedan ser fácilmente denunciables en caso de demostrarse que se está llevando a cabo un engaño.
A partir de aquí, la cuestión de la crítica es, como en todos los ámbitos de la vida, algo subjetivo: si el día que fui al maravilloso restaurante de un gran chef tuve la mala suerte de tomar la sopa fría, estaré en mi derecho de decir que el local no alcanzaba las expectativas y el cocinero podrá asumir que debe mejorar o enfadarse con el mundo virtual por permitir que cualquiera, experto o no, sea libre de expresar su criterio.
Silvia Rodríguez, consultora.
@SilviRS
Foto: jlastras