Cambio + Comunicación Interna = Éxito empresarial

Revista de Comunicación, octubre de 2012.- Para el Diccionario de la Real Academia de la Lengua ‘cambiar’ es “convertir en otro, especialmente en lo opuesto o en lo contrario”, de la misma manera que para muchas organizaciones, principalmente en casos en los que cambia la cúpula directiva o son ‘víctimas’ de un cambio impuesto o poco planificado, éste no se plantea para mejorar sino para hacer lo contrario de lo anterior. Sin embargo, ha habido líderes y personajes relevantes de la historia, como Buda, que afirmaron que “lo único que puede hacer el hombre es adaptarse al cambio para mejorar, dejar el sufrimiento atrás y alcanzar el equilibrio”, porque cambiar debe suponer evolución y no la brusquedad de un viraje.

En la situación de crisis en la que vivimos, son muchas las decisiones que tienen que tomar las compañías y la mayoría de ellas se ven inmersas en procesos de cambios estratégicos, fusiones, nuevas culturas empresariales, reestructuraciones y reorganizaciones. Es inevitable que, en la mayoría de estas situaciones, se produzca  miedo y desconfianza en el seno de las organizaciones y que los directivos empiecen a ser conscientes de la importancia de comunicar internamente la nueva realidad para asumir, conjuntamente, el cambio como una etapa llena de oportunidades y provechosa para el futuro de la empresa.

El proyecto resultará eficiente si se consigue que las personas a las que afecta se comprometan con él. Y para ello hay que motivarlas y hacerlas partícipes. Esto pasa por comunicar adecuadamente y por poner en marcha mecanismos de diálogo que permitan un feed back entre el emisor y el receptor, máxime cuando hoy en día las redes sociales han acelerado la necesidad de este diálogo: el 97% de las empresas españolas cuentan con ordenadores conectados a internet, el 49% de ellas utilizan las redes sociales y el 80% de los usuarios de internet están presentes en las mismas. Las nuevas herramientas 2.0 aportan una capacidad de comunicación antes inusitada, pero la esencia sigue siendo la misma: un emisor, un mensaje, un receptor, una respuesta y un diálogo.

Dos siglos antes, y muy lejos de atisbar el mundo de internet y de las nuevas tecnologías, ya afirmó el filósofo e ilustrado francés, Rousseau, que “para hacer escuchar lo que decimos, es necesario ponerse en el lugar de aquellos a quienes uno se dirige”. Por esta razón, es el emisor el que debe tener consciencia de la importancia de su portavocía y prepararse para el proceso con formación práctica para comunicar mensajes claros y compresibles que tengan en cuenta al destinatario. El trabajo del portavoz no es delegable y la dirección y el máximo responsable de una empresa tienen que comprometerse, dedicarle tiempo y abanderar el nuevo proyecto para que resulte creíble.

La compañía tiene que comunicar su hoja de ruta y los objetivos que pretende, y establecer un mensaje transparente y creíble, insistir en él y afianzarlo, y planificar con antelación los pasos a seguir y las acciones encajadas en una estrategia, para poder tomar la iniciativa del proceso y evitar los rumores. Es la Compañía la que debe hacer llegar a su público interno una información con unidad de criterio y homogeneidad y no correr riesgos de enviar mensajes contradictorios que produzcan confusión o que puedan filtrarse al exterior de modo equívoco.

Para hacer que esta información circule y vaya de un extremo a otro, la Comunicación debe ser descendente: los niveles superiores transmiten  el mensaje a los inferiores y ascendente,  de abajo a arriba. En este último caso, el receptor se convierte en el gran protagonista porque le ha sido concedida la posibilidad de hacer llegar a los órganos superiores sus inquietudes y sugerencias. La interactividad que se crea es un valor esencial para la Compañía, fundamentalmente cuando en procesos de cambio es necesario definir con acierto el rumbo de la comunicación para motivar a la plantilla hacia un nuevo escenario.

Es importante considerar que el empleado es, a su vez, su mejor altavoz para llegar de forma creíble a otros públicos. Si el trabajador está informado, convencido, motivado y dispuesto a esforzarse y formar parte del proyecto empresarial, hay mucho camino ganado porque multiplicará su confianza exponencialmente.

En definitiva, cuando las empresas deciden cambiar, evolucionar, tomar otros derroteros y fijar nuevos horizontes, y más en momentos difíciles como el actual, la comunicación interna es un instrumento imprescindible para fidelizar al equipo humano, el capital más valioso de una compañía, y pieza fundamental para impulsar con éxito el proyecto de futuro.

 

@VictoriaMagro

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One Comment
  1. Es un texto de buen contenido y claro para el lector, la opinón o punto de vista para abordar este tema de los cambio de la comunicación int., debemos tenerlo presente cada momento, un cambio hoy está a la vuela de la esquina y es necesario saber afrontar cada nueva decisión para alcanzar el máximo de beneficio en tu objetivo.
    Gracias por este resumen, muy interesante.

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