Vivimos en una época en la que la tecnología se ha vuelto imprescindible para el funcionamiento de nuestra vida cotidiana. Nos hemos vuelto adictos a aparatos y programas que nos hacen sentir conectados, no sólo con nuestros amigos y familia, sino con el mundo entero.
Cada día tenemos más herramientas para comunicarnos, por ejemplo: Twitter, Facebook, Skype, Whatsapp y, por supuesto, el correo electrónico. Pero todas estas herramientas limitan, de una u otra forma, la manera en como nos relacionamos. Nos ponen una barrera con las personas con las que tratamos de comunicarnos.
Como especie, los publirrelacionistas, no podemos vivir sólo de mails e interactuar con las personas únicamente en eventos, porque nuestra principal labor es generar relaciones duraderas que podamos aprovechar para nuestros clientes.
Por eso, el uso del teléfono es un arma indispensable para ejercer esta apasionante profesión. Si bien el mail es un medio que nos permite documentar, así como reiterar temas y puntos que tuvimos en una conversación o junta, no podemos depender de él como único medio de Comunicación, porque podríamos perder valiosas oportunidades y no lograr nuestro objetivo. Lo más importante es que no tiene el mismo impacto que una llamada o un encuentro personal, no podemos mostrar nuestro arsenal de habilidades: empatía, tono, encanto, persistencia, etc.
Aunque pensemos que el mail puede ser un medio efectivo para ahorrar tiempo, es importante tomar el teléfono y marcar, sin miedo y sin pena, para lograr nuestros objetivos de comunicación o, de lo contrario, resignarnos a la posibilidad de que nuestro correo termine en la bandeja de no deseados y nunca llegue a los ojos de nuestro destinatario.
Melanie Vargas, Consultor. México.