Las redes sociales no dejan de darnos sorpresas y nuevos argumentos para amarlas u odiarlas a partes iguales. Son, en muchas ocasiones, un arma de doble filo que es difícil de gestionar. Un simple gesto, como un autorretrato con el teléfono móvil del presidente de Estados Unidos, Barack Obama; David Cameron, primer ministro británico y Helle Thorning-Schimdt, primera ministra danesa durante el funeral de Nelson Mandela provocó un revuelo sin precedentes. El guiño se convirtió rápidamente en noticia en todos los medios tanto escritos como audiovisuales y en una imagen viral en las redes. Incluso, días después, la palabra selfie se incluyó en el Oxford Dictionaries como definición de este tipo de actuación. Tras éste, vinieron otros no menos famosos: el papa Francisco con los fieles, el actor Tom Hanks con su colega Steve Martin en los Governors Awards, el de la ceremonia de los Oscar de este año que se ha imitado hasta la saciedad… amén de todos los que los famosos cuelgan en sus cuentas de Twitter, Instagram, Facebook… ¿Quién no ha levantado en algún momento su móvil o la cámara de fotos y se ha hecho una foto de sí mismo? Pero de ahí a hacer que este gesto sea público va un trecho. ¿Cuánto hay de vanidad o de ego en el hecho de mostrar a todo el mundo lo que se hace a lo largo del día? ¿Es necesaria esta sobreexposición diaria de nuestra vida?
Imagino que habrá mucha gente que considere que sí. Es como una adicción. De hecho, ya hay clínicas especializadas en el tratamiento de la nomofobia, o el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. El sistemático control de los perfiles en las redes sociales todavía no está tipificado como enfermedad pero sí se considera un problema social que afecta a alrededor del 40% de los internautas y que se trata en clínicas especializadas en dichos trastornos. Para muchos, las redes sociales se han convertido en un artículo de primera necesidad, para otros, en una verdadera pesadilla.
Desde la óptica profesional, de la Comunicación empresarial, la recomendación debe ser prudencia y reflexión. Antes de usar las nuevas armas que nos aportan las redes sociales, pensemos el para qué y las consecuencias. Luego, cada uno que decida.
Por Esther Ortega, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.
@estherortegaa
Mi pregunta es los selfies! Son comunicacion o informacion? Espero su respuesta