La esfera de la Comunicación Interna en las empresas se está enriqueciendo cada vez más con nuevas herramientas que fomentan la Comunicación entre los diversos niveles de la organización e incluyen informaciones de variado contenido. Por ello, en este universo, una de las palabras dominante como es “Comunicación” empieza a ser sustituida por otra más cercana y personal; “conversación”. El objetivo es claro: lograr en Comunicación Interna algo que vaya más allá de ser meros intercambios de información y aspirar a tener con los empleados y equipos de trabajo una conversación que, como pasa en otros ámbitos de la vida, aporte solidez a la relación.
Así, la antropóloga organizacional Judith E Glaser en su libro “Inteligencia Conversacional” categoriza las conversaciones en tres niveles, de rutinarias a elevadas, y da una serie de consejos que han sido tenidos en cuenta por directivos, gerentes o empleados de importantes corporaciones. Claves que pueden ser útiles a la hora de valorar o enfocar el tipo de “conversación interna” que fomenta nuestra empresa.
Las conversaciones ocurren en tres niveles, según Glaser:
- Nivel I, conversaciones de intercambio de información, preguntas y respuestas, transacciones informativas sin más transcendencia. Son conversaciones rutinarias.
- Nivel II, conversaciones en las que se comparten puntos de vista y suelen centrarse en tratar de convencer al otro de nuestros argumentos y posiciones. Las conversaciones de los egos.
- Nivel III, conversaciones presididas por la presencia en el aquí y ahora, la escucha global y profunda, la consideración empática, la confianza y la esencia comunicativa. Conversaciones con un objetivo y un deseo común de ayudar, comprender, transcender y construir en común.
La primera cuestión es preguntarnos en qué nivel se encuentra la conversación en nuestra organización y, tras el análisis, estudiar cómo y porqué queremos mejorarla. Sin olvidar de hacer convivir una conversación que resulte “inteligente” y requiera de ciertas dosis de reflexión con el automatismo de respuesta que en ocasiones las redes sociales imponen.
Por Ana Rodriguez, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.
@Arodriguezgas