La compra de la red de contactos profesionales LinkedIn por parte del gigante Microsoft ha sido muy comentada en los medios de comunicación. Lo ha sido por el desorbitante montante desembolsado por los de Redmon (23.260 millones de euros), por la trascendencia de la multimillonaria operación y la jugada estratégica realizada por Microsoft para contener por un lado a Facebook y subirse por otro al tren de las redes sociales, el cual parecía estar a punto de perder.
Acostumbrada como estoy a mirar la realidad a través del crisol de la comunicación, desde mi punto de vista esta compra es mucho más que una adquisición empresarial, que en el momento de realizarse apreciara casi un 50% las acciones de la red social en cuestión.
En la partida de Risk que juegan algunas de las empresas más potentes del mundo ya no hay continentes ni países que conquistar, sólo hay nombres propios como los de Facebook, Apple, Twitter, Google y Yahoo, posicionados en los rankings más altos de la tecnología gracias a su liderazgo en las redes sociales y Microsoft no iba a ser menos.
Esta compra es todo un aviso para navegantes que todavía no hayan abrazado el credo del universo 2.0, si una compañía como Microsoft es capaz de apostar una suma tan relevante por una plataforma de contactos de 443 millones de usuarios, no cabe duda de que las redes sociales no son un fenómeno desdeñable, ni secundario, ni futurista, ni para los más jóvenes, ni para las generaciones venideras.
Por cierto, el anuncio de la compra lo hizo Microsoft a través de su blog, toda una declaración de intenciones.
Por Ana Pereira, consultora sénior de Estudio de Comunicación España
@anabepereira