La RAE define el reguetón como “música de origen caribeño e influencia afroamericana, que se caracteriza por un estilo recitativo y un ritmo sincopado producido electrónicamente” y “baile que se ejecuta al son del reguetón”. Además, el reguetón es un tipo de música que, en la actualidad, nos lo podemos encontrar hasta en la sopa. No hay fiesta, celebración, cadena de música ni bar que se precie que no intercale este ritmo machacón en su repertorio habitual. Sin duda está de moda.
Pero que esté de moda no es óbice para que sustituya a todo lo anterior. Hace poco, le pregunté a una hostelera por qué ponían constantemente este tipo de ritmo si todos sus clientes superaban los 40 años y mostraban abiertamente su predilección por otro tipo de música, como la de los 80 y los 90 -a mi juicio mucho mejor-. La respuesta “el reguetón está de moda y solo ponemos eso” me dejó estupefacta porque suponía ir en contra de los gustos y demandas de sus clientes.
Pues bien, en comunicación no existe el reguetón. No hay un mensaje o un tema que sea válido para todo el mundo. La comunicación empresarial debe estar basada en unos objetivos claramente definidos y en una estrategia y unos mensajes orientados específicamente a cada público.
La comunicación debe realizarse siempre desde el punto de vista del receptor, donde “el café para todos” no existe. Los mensajes, el canal y el tono conversacional deben modularse para adaptarse perfectamente al público objetivo (clientes, inversores, accionistas, empleados, Medios de Comunicación, proveedores, etc.), a sus necesidades, sus gustos y lo que esperan de nosotros, entre otros. De no ser así, el acto de comunicar carece de sentido y será como hablarle al viento.
Por Támar Salazar, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.
@TamarSalazar