La blanca Navidad de Netflix

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre el polémico cartel instalado en la Puerta del Sol de Madrid por la compañía Netflix. Para el que aún no lo sepa, si es que a estas alturas aún queda alguien, se trata de la última campaña publicitaria de la plataforma de streaming estadounidense en la que se ve a un Pablo Escobar interpretado, magistralmente por cierto, por el brasileño Wagner Moura junto al mensaje Oh blanca Navidad y el nombre de la serie Narcos, que sin lugar a dudas se ha convertido por derecho propio en la que más se verá estas Navidades a través del servicio des suscripción de la Compañía recientemente aterrizada en España.

Si el objetivo de cualquier campaña publicitaria es crear notoriedad y llamar la atención desde luego ésta lo ha conseguido y de qué manera, pues se ha colado en la agenda del Congreso de los Diputados, ya que la presidenta de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, la diputada del PP Carmen Quintanilla ha reclamado que desaparezca inmediatamente de la fachada de Sol el polémico cartel de la serie Narcos. Hay que reconocerle el mérito a la campaña, que ha sido capaz de poner de acuerdo a PP, PSOE y Ciudadanos al menos en una cosa, en exigir a la Alcaldesa de Madrid, su retirada de la emblemática Puerta del Sol.

En las redes sociales amantes del marketing y detractores del nada subliminal mensaje se rasgaban las vestiduras y tomaban partido al más puro estilo de un clásico del balompie Madrid-Barça y se inundaban al cincuenta por ciento de mensajes a favor del dichoso cartel del estilo “El publicista se merce un Nóbel” o “¡Qué grande Netflix!” y otros tantos en contra con frases como “Es una vergüenza”, “¿Quién ha podido permitir algo así?” con miles de retuiteos y el hastag #Narcos, que se hacía cada vez más y más viral, imagino que para regocijo del equipo de marketing de Netflix.

La discusión entorno a la campaña trascendía fronteras y provocaba casi un conflicto diplomático al pedir formalmente el Gobierno de Colombia, que el Ayuntamiento retire la valla publicitaria desde la que ficticiamente Pablo Escobar desea felices fiestas a la ciudad de Madrid por considerar que deteriora la imagen de su país. A cuya petición la alcaldesa de Madrid no ha accedido argumentando que la valla cumple con los requisitos técnicos y no vulnera la normativa municipal y por lo tanto el cartel de Escobar se queda donde está.

Matrícula de honor merece la agudeza y el ingenio de quien desde mi punto de vista mejor ha sabido sacarle provecho a esta campaña, el Cuerpo Nacional de Policía, que ponía la guinda al pastel en Twitter con el mensaje “También en Navidad los narcos lo van a tener muy chungo…” y un montaje en Photoshop de réplica a la blanca Navidad de Netflix en el que se veía la imagen de un policía listo para esposar a los narcos, y el eslogan Oh, azul Navidad.

El éxito de esta campaña radica en que la provocación que ha sido capaz de generar, ha traspasado despachos y fronteras y las emociones que la polémica alrededor de esta valla publicitaria han despertado, han hecho que unos y otros tomen parte y fomenten una polémica, que sin duda ha servido, además de para incrementar el interés por la serie que promociona, para colocar sobre la piel de toro a la compañía de televisión online Netflix, a la cual hasta hace nada en nuestro país sólo algunos milenials sabían situar y más importante aún describir y ponerla en valor, en un país como el nuestro en el que la mayor parte de los contenidos audiovisuales, que se consumen a través de internet han sido pirateados.

Si a alguien le queda alguna duda de la importancia de una comunicación exitosa para incrementar su notoriedad puede preguntar a Netflix, que seguramente en estos momentos estará celebrando gracias a esta campaña, y el bombo que entre todos le hemos dado, una blanca y dulce Navidad.

Por Ana Pereira, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.

@anabepereira

 

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