Los peligros de Twitter

La generalización de las redes sociales en la vida cotidiana hasta límites insospechados ha diluido los límites entre la vida profesional y personal  de tal manera que se superponen.

El aliento del exhibicionismo que generan además estas redes y la despreocupada responsabilidad con que a menudo se exponen opiniones, críticas o se validan comportamientos ajenos las convierten en un arma de destrucción profesional. El reciente caso del consejero delegado de la empresa Arroz Nomen, ilustra de forma descarnada los peligros que comporta hacer caso omiso del potencial dañino de un comentario desafortunado. Este directivo se ha visto obligado recientemente a cerrar su cuenta en Twitter después de que la publicación de opiniones aparentemente favorables al independentismo en Cataluña desencadenaran un torrente de críticas y amenazas de boicot a los productos de la empresa que dirige.

El consejero delegado de Nomen obvió que sus opiniones personales, legítimas, en la sociedad de la información, son susceptibles de exceder esta esfera íntima, olvidando que esas comunicaciones tan poco meditadas entrañaban riesgos para la empresa que representa.

La presencia online es una forma de exponerse ante el mundo.  Una especie de marca personal de cómo queremos ser conocidos.  Y nos representa a nosotros y lo que somos para nuestro ámbito personal y profesional.

La web 2.0 ha borrado las diferencias entre lo que se denominaba eufemísticamente “vicios privados y virtudes públicas”.  Las redes sociales convierten todos los vicios en públicos y la privacidad se bate en retirada. Ignorar este hecho puede tener consecuencias letales.

Por Adolfo Lázaro, consultor sénior de Estudio de Comunicación España

@alazaro_m

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