Muchas compañías aéreas has suspendido o estudian suspender los vuelos con China por la expansión del coronavirus, según publican numerosos medios. Sin duda afrontamos un situación grave donde la capacidad de organización y de comunicación de una Empresa es un objetivo estratégico en juego.
Ante una crisis sanitaria las empresas tienen que contar con planes de comunicación de contingencia para ofrecer a cada uno de sus públicos una respuesta eficaz, homogénea y, si es necesario, rápida. Una actitud que habla positivamente de esa marca y con la que logrará establecer una línea de actuación que refuerce su credibilidad y afiance su posición responsable ante los propios trabajadores, clientes y opinión pública, reflejando que es una compañía competente, capaz y previsora.
Y como ocurre en otras crisis, en comunicación hay varias recomendaciones que son básicas aunque complejas de aplicar. En primer lugar, tomar la iniciativa. Ser los primeros en dar una versión de los hechos y, aunque la crisis esté motivada por un factor externo, no evitar responsabilidades, asumir la situación y actuar. Por supuesto, dar una respuesta única. No hay modo más rápido de perder la credibilidad que tener múltiples portavoces ofreciendo varias versiones por lo que es fundamental tener claro quién comunica interna y externamente. Importante, decir la verdad. Dar datos falsos puede poner en peligro la credibilidad de la Compañía. Y, por último, estar disponible para ofrecer de un modo regular y continuado información sobre la evolución de la situación tanto interna como externamente.
En resumen, nuestro trabajo tiene que ser una profilaxis que refleje prevención, responsabilidad y preparación para evitar el peor de los contagios: la pérdida de confianza.
Por Ana Rodríguez, directora en Estudio de Comunicación España.