Llevamos ya dos meses en estado de alarma, el Covid-19 o el Coronavirus se ha instalado en nuestras vidas y por lo que parece con intención de quedarse durante los próximos días o meses, quien sabe. La preocupación sobre su propagación no deja de crecer y con ellos los bulos o las fake news.
A lo largo de estas semanas, día sí día también, vemos el rostro, escuchamos la voz y leemos el nombre de Fernando Simón en telediarios, radios y periódicos. El portavoz y director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias nos informa de la situación del coronavirus y los procedimientos que se están llevando a cabo.
En cada una de las intervenciones, Simón expone sus informes de manera rigurosa y científica pero asequible para toda la población y, sobre todo, desde la calma que consigue transmitir a la población con su talante sosegado y aspecto afable. Pero Simón va mucho más allá, es un soplo de aire fresco que alivia el amarillismo y las fake news que prolifera en algunos medios y redes sociales que lo que transmiten a la población no es otra cosa que el miedo al miedo.
No es, en cualquier caso, la primera vez que Simón se encarga de gestionar una crisis sanitaria. Ya lo hizo en la crisis del ébola en 2014, cuando el Ministerio de Sanidad le puso al frente de la comunicación del Comité especial para la gestión del Ébola tras la búsqueda de un perfil técnico que pudiese aportar rigor en las comunicaciones.
A mi juicio, el caso de Simón es ejemplo de un buen portavoz. Desde Estudio de Comunicación llevamos más de 31 años formando a las Compañías y a sus directivos, y conocemos bien la importancia de tener un buen portavoz ante cualquier situación. Las empresas deben trabajar con su portavoz para convertirlo en una fuente creíble, honesta, que tengan la capacidad para hablar en nombre de la compañía o institución y ayude a los periodistas a entender las decisiones. Momentos como estos ayudan a valorar la importancia de este papel.
Por Almudena Esteban, consultora.
@almu_EL