Hágase la luz

Sin lugar a dudas, la luz ha sido una de las grandes protagonistas del verano. Sin entrar a debatir sus últimas subidas, que espero que se moderen y controlen, un profesional del sector me contaba que el sencillo gesto mecanizado de dar a un interruptor es el “click” más infravalorado del mundo. Detrás de ese interruptor hay una red eléctrica nacional más de 44.000 kilómetros, centrales de gas en “stand by”, es decir, sin funcionar, pero que se tienen que mantenerse por si un pico de demanda las reclama y otros muchos costes que desconocemos.

La paradoja es que a la luz le falta transparencia en la comunicación. Una situación que se ha querido, en parte, solucionar con un recibo donde se detallan los costes, los consumos pero que, con seguridad, pocos se paran a leer.

Al final los consumidores seguimos a oscuras a la hora de saber de una forma didáctica, clara y entendible a donde va cada euro que pagamos y porqué pagamos mas que otros.  La comunicación de este sector y de sus empresas es frecuente, técnica, económica y social. Centrada en sus proyectos, inversiones, actividades, regulación y actividades de todo tipo. Sin embargo, la realidad nos ha demostrado que igual que la fibra, el wifi, o los datos, tan commodities como las luz, son los guapos de la casa,  la luz vive en la zona de servicio.

Probablemente necesitamos kilowatios de comunicación para contar de forma más cercana, entendible y atractiva que no es magia que se encienda un interruptor, sino todo lo contrario.

Destripar un sector tan complejo como el eléctrico no es fácil, a pesar de que contamos con numerosas herramientas de comunicación y creatividad para intentarlo. Tampoco lo fue para Tesla.

Ana Rodríguez, Directora de Estudio de Comunicación

@ARodriguezgas

 

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