Twitter se ha convertido en una red social muy establecida en la sociedad. Las principales figuras de la sociedad publican asiduamente en sus perfiles de esta red social y los Medios de Comunicación hasta publican noticias derivadas de lo que se dice en ella.
Tal es su poder de influencia, y pese a que ha vivido tiempos mejores, que en 2021 la red social acumulaba 353 millones de usuarios activos y es la octava red social en la que más tiempo ocupan los usuarios, por detrás de Facebook, WhatsApp, VK, TikTok, Line, Instagram o WhatsApp Business.
Es curioso, por tanto, hallar perfiles de grandes creadores de opinión que todavía no tengan dominada esta red social, o al menos que sus equipos no sean quienes lo trabajen. Pues todavía es posible dar el paso de ganarse a los usuarios con la frescura de un recién iniciado. Así se ha ganado la confianza y popularidad entre los usuarios el político de Fiyi, Pio Tikoduadua, presidente del National Federation Party del país de Oceanía.
Este usuario ha ganado elogios y seguidores con sus vacilantes intentos de entender las redes sociales, pasando a gestionar su cuenta personalmente en lugar de su gabinete y mostrar en ella sus propias dificultades con gestionar y manejar la tecnología de la red social.
No deja de ser un reflejo de una sociedad que si bien mira con lupa lo que hacen y dicen las compañías y las principales figuras de la sociedad, también decrece su capacidad de sorprenderse con unos estilos que ya se han convertido en un estándar y se pierden entre una gran cantidad de impactos similares y sobreinformación que hay en la red social. Una muestra que la vuelta a la sencillez y a cierta ingenuidad es una forma de generar engagement tan válida como cualquiera.
Quizá deberíamos aprender todos un poco de lo que nos demuestra esta experiencia y mostrarnos más humanos y más naturales en Twitter, ya que la gente empatiza mejor con las personas que puede comprender y no tanto con las opiniones interesadas.
Por Pedro Soto, director en Estudio de Comunicación.