¿Qué hay detrás del muro?

El PublicistaAna Rodríguez Gascón, directora en Estudio de Comunicación

Las cifras de uno de los medios líderes del periodismo global son rotundas. En sus resultados del primer trimestre de 2022, el New York Times anunciaba más de 10 millones de suscriptores y el objetivo de llegar a los 15 millones en 2027.  Su estrategia de valor pasa por superar el muro de pago y convertirse en una verdadera plataforma de contenidos interactiva.  En palabra de su CEO, Meredith Kopit, “ hoy hay al menos 135 millones de adultos en todo el mundo que pagan o están dispuestos a pagar por una o más suscripciones a noticias en inglés, cobertura deportiva, acertijos, recetas o consejos de compra. Este mercado direccionable, grande y en crecimiento, nos da una gran confianza en nuestra capacidad para seguir creciendo”.

Con esta visión y resultados, cuestionar en la actualidad los muros de pago parece complicado e ingenuo. Y más, cuando el éxito del NYT ejemplifica el gran argumento para la defensa de los wallpapers, apoyar el futuro del periodismo y construir un periodismo con futuro.

Los medios son empresas con trabajadores, accionistas y proveedores que aspiran a ser viables económicamente, pero, también, son actores sociales que facilitan el acceso a la información, el conocimiento y la opinión con las que se conforman, en gran medida, nuestra vida social, política y cultural. Permitir a las empresas informativas compatibilizar su sostenibilidad y calidad requiere tener periodistas, investigadores y analistas. Equipos y recursos que trabajan a fondo, en ocasiones, en tiempo real y, en otras, con meses de dedicación frente a una pieza.

Sin embargo, el verdadero anclaje del muro de pago, como en todo negocio, es el cliente. El lector o el suscriptor que comprará sólo si le gusta lo que ve, escucha o lee. Es el que manda.

En la actualidad, asistimos desde la inercia a ver como se levantan wallpapers como un modelo de negocio ya implantado cuando lo oportuno sería que se planteara una reflexión profunda y estratégica en cada medio de comunicación. Ni España es EE. UU, ni la prensa digital, tanto de nuestro país como de otros europeos, asiáticos a latinos, es el NYT. Simplificar, afirmando que el periódico es un producto digital y hay que pagarlo puede no sólo llevar el desastre sino, también, alejar a lectores y anunciantes. Por tanto, y sabiendo la naturaleza peculiar de las empresas de comunicación, quizás lo más apropiado es sopesar y valorar las opciones.

En España tenemos medios nacidos recientemente, como El Periódico de España, el Debate o The Objetive, por ejemplo, que no utilizan en muro de pago. El tiempo dirá si serán capaces de sobrevivir con ingresos por publicidad, eventos etc. o acabarán implantando su wallpaper en cualquiera de sus diversas versiones; suscripción, límite de lecturas, premium o puntual, entre otras.

Pero yendo más allá, la realidad es que, detrás de esta pared, no sólo se cuelga el debate sobre la necesidad de ingresos de los medios digitales y el apelativo de que la información de valor hay que pagarla; sobre todo, se sitúa el gran dilema que encierra la propia naturaleza del buen periodismo y, en consecuencia, de los medios de comunicación. El lector, el oyente o espectador reclama calidad, veracidad y contraste.

Recientemente, una gran compañía ponía sobre la mesa que el uso de los muros de pago había sido perjudicial para su reputación.  Es cierto que el wallpaper es, también, una cortapisa del contenido y el lector, al sólo acceder a un titular o primer párrafo, conoce de un modo parcial una información. La cuestión es si no poder acceder al resto de argumentos, donde la empresa ofrece su versión de los hechos o declaraciones, puede convertir en tendenciosa o parcial una información que leída de forma integral es todo lo contrario.

En resumen, estoy de acuerdo en que hay pagar por la información de calidad, pero me surge otra duda: ¿Es el gancho del muro de pago ético desde un punto de vista periodístico?, ¿Dejar las opiniones, las noticias digitales en rifhanging como en las series de Netflix, deja cayendo en el vacío la opinión o el criterio que el lector se puede formar sobre una empresa o el protagonista del titular?

Los medios de comunicación no son sólo pragmatismo. Son, ante todo, responsables de la realidad de que los lectores nos conformemos con cada clic. Y es el muro de la ética, la calidad y la veracidad la mejor arquitectura que los sostiene. Pero siendo sinceros, la curiosidad, la exclusividad, el interés o el morbo son otros muchos motivos que los medios tienen derecho a manejar en su estrategia porque, como dice George R. R. Martin, autor de “Juego de tronos”, ¿Por qué será que, en cuanto un hombre construye un muro, inmediatamente su vecino quiere saber qué hay al otro lado?

@Arodriguezgas

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