Elimina estos gestos al hablar en público desde ya

Cuando nos expresamos, la mayoría acompañamos nuestras palabras con gestos, a menudo involuntarios. Estos gestos, sobre todo de cara y de manos, pueden reforzar nuestro mensaje o distorsionarlo, por lo que es muy importante hacerse consciente de ellos y aprovechar esta forma de comunicación no verbal en nuestro beneficio.

De poco sirve haber elaborado minuciosamente cada frase de un discurso si, después, al transmitirlo, nos apoyamos en gestos de incomodidad, nerviosismo, desconocimiento o desinterés. Nuestro cuerpo está delatando lo que pensamos o sentimos realmente con respecto a lo que estamos diciendo, y nuestro interlocutor o nuestra audiencia lo captan, casi siempre de manera inconsciente. Probablemente no sepan por qué, pero las personas que nos escuchan no terminarán de confiar en lo que decimos. Habremos perdido parte de nuestra credibilidad y, con ella, la efectividad del mensaje que tanto tiempo nos había llevado preparar.

La comunicación no verbal es un campo de especialidad muy amplio y los gestos a evitar son de varios tipos. A continuación, repasaremos los más negativos para que los elimines de tu comunicación desde hoy mismo.

¿Qué gestos debemos evitar?

En general, los gestos denominados “adaptadores” son los que peor funcionan en comunicación. Son aquellos que hacemos para gestionar nuestras emociones, intentar tranquilizarnos o manejar el estrés, y van desde tocarse el pelo o cualquier parte de la cara hasta rascarse la cabeza o una ceja, frotarse un brazo, manipular un objeto, ajustarse la corbata, jugar con un anillo, colocarse continuamente las gafas, entrecruzar los dedos de forma extraña, frotarse un dedo contra otro, morderse las uñas, acariciarse el cuello o la nuca y ajustar repetidamente el micrófono, entre otros muchos.

La mayoría de estos gestos tiene una explicación científica, y es que el contacto físico nos hace liberar oxitocina, la hormona de la relajación. Con cada uno de ellos, nos liberamos un poco del estrés que nos genera la situación. Pero lo cierto es que se desaconsejan al hablar en público, porque los que escuchan los detectarán y podrían interpretar que nuestra incomodidad se debe a que estamos mintiendo o a que somos vulnerables. Y ninguna de esas cosas nos conviene.

Gestos que suman y nos favorecen

Los gestos que apoyan e incluso enriquecen nuestro discurso son los llamados gestos ilustrativos o ilustradores. Se llaman así porque “ilustran” lo que estamos diciendo y nos ayudan a enfatizar nuestras palabras. Además, nos ayudan a ordenar las ideas en nuestro cerebro y nos dan credibilidad. La variedad es muy extensa y pueden servir para remarcar, relacionar, señalar o explicar, pero algunos son universales, como asentir con la cabeza cuando queremos convencer de lo que estamos diciendo, extender y mostrar las palmas de la manos en señal de ofrecimiento y de transparencia, abrir los ojos y subir las cejas para dar veracidad a lo que decimos, marcar con la mano el ritmo de las palabras que queremos enfatizar, utilizar los dedos para enumerar y ordenar ideas o dibujar conceptos en el aire para que el interlocutor pueda visualizarlos (como mostrar que algo es alto, bajo, pequeño, grande, redondo o plano, o echar la mano hacia atrás o hacia adelante al hablar del pasado o el futuro).

Otros gestos y actitudes que debemos controlar

Son todos aquellos que denotan prepotencia, arrogancia, desinterés, agresividad o desconocimiento. De este modo, debemos identificar si alzamos demasiado el mentón (lo que podría conocerse como “mirar por encima del hombro”), negamos con la cabeza mientras el otro nos habla, miramos el reloj con frecuencia, nos cruzamos de brazos, apuntamos a alguien con el dedo, apretamos los labios, nos tapamos la boca o nos encojemos de hombros. Todos ellos transmiten mensajes negativos de diversa índole a nuestros interlocutores y debemos tratar de controlarlos y sustituidos.

Mostrar seguridad, confianza y credibilidad

La comunicación no verbal no se limita a la cara o las manos. Incluye todo el cuerpo, su posición y su movimiento. Si queremos transmitir seguridad y confianza directamente al inconsciente de nuestros interlocutores, recomendamos seguir estos consejos:

  • Sonríe desde el primer momento. Eso te hará ganar rápidamente la confianza y la escucha activa de tu interlocutor.
  • Mira a los ojos de la persona con la que hablas, siempre de manera natural. Si es un auditorio, distribuye la mirada a unos y a otros de manera equilibrada.
  • Muestra las palmas de las manos con frecuencia. Te hará ganar credibilidad.
  • Mantén una postura erguida para transmitir seguridad en ti mismo.
  • Habla y muévete despacio pero con naturalidad. Eso te hará demostrar autoconfianza.

gestos faciales de políticos

Estefanía Campos, directora en Estudio de Comunicación

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