Es probable que, si has hecho entrevistas, te hayas enfrentado a la siguiente pregunta: ¿te gusta trabajar de manera autónoma o prefieres el trabajo en equipo? Ninguna de las respuestas es incorrecta, ya que el trabajo hecho, tanto de manera autónoma como conjunta, puede dar muy buenos resultados.
En un mundo donde la comunicación es ubicua, el trabajo en equipo emerge como un activo fundamental que proporciona diversidad de habilidades, experiencias y perspectivas para potenciar la creatividad y la innovación en el día a día. Sumado a esto, también propicia un buen ambiente a nivel interno, fomentando la colaboración y el apoyo mutuo entre los distintos integrantes del equipo, todos ellos trabajando hacia un objetivo compartido.
A nivel interno, la comunicación es una herramienta indispensable en el trabajo en equipo, y pone de relieve la importancia de que haya transparencia y una comunicación clara entre todos los miembros que lo componen. Esto es especialmente importante para que exista una colaboración fluida, promoviendo un ambiente de confianza y respeto mutuo donde las ideas se pueden expresar libremente y los problemas pueden ser abordados de manera constructiva.
A nivel externo, también, la oportunidad de trabajar en un equipo repercute positivamente en la calidad del trabajo realizado. Se trata de una dinámica crítica que, si bien se inicia a nivel interno, se proyecta además hacia el exterior y, por ende, influye de manera significativa en la percepción de terceros sobre la efectividad y profesionalidad del equipo y de la labor realizada.
El trabajo en equipo es, sin lugar a duda, uno de los motores de éxito de una compañía. Por ello, la comunicación transparente y la escucha activa son elementos clave para producir resultados positivos internamente, en términos de motivación y satisfacción laboral, y externamente, en la consecución de metas y objetivos.
Por Berta de Arístegui, consultora en Estudio de Comunicación
