Hoy en día, la polarización política y la fragmentación de los medios de comunicación son fenómenos profundamente entrelazados. De hecho, nos hemos acostumbrado a convivir con la proliferación de fuentes de noticias muy diversas y, a menudo, partidistas. Pero, como bien sabemos, esto genera división política, al crear burbujas en las que estamos expuestos a informaciones que refuerzan nuestras creencias preexistentes.
La llegada de internet y, sobre todo, de las redes sociales, transformó la forma de consumir noticias, permitiendo una exposición de contenidos selectiva, que se ve reforzada por los algoritmos. Si los ciudadanos apostamos únicamente por medios alineados con nuestros puntos de vista, evitando ideas opuestas, nos acabamos atrincherando en silos ideológicos, fomentando la polarización.
Este fenómeno tiene profundas consecuencias sobre la sociedad y la convivencia. Cuando las personas están únicamente expuestas a puntos de vista homogéneos, su capacidad de empatía y de pensamiento crítico disminuye, lo que exacerba las divisiones sociales y dificulta cada vez más el diálogo y el debate público, que se vuelve hostil.
… Llevará a su fin
Además, la fragmentación de los medios socava la confianza en el periodismo y en las instituciones democráticas. A medida que la gente recurre a fuentes partidistas, a menudo tachando a los principales medios de comunicación de parciales o poco fiables, disminuye la capacidad de llegar a un consenso sobre los hechos y las realidades compartidas. Este escepticismo hacia la información objetiva puede desestabilizar los procesos democráticos, ya que un electorado bien informado es fundamental para el funcionamiento de una democracia sana.
De hecho, la polarización y la politización de la sociedad pueden tal vez contribuir al éxito de los medios a corto plazo, pero llevan a su desaparición con el tiempo. Si un medio pierde toda fiabilidad y credibilidad, deja de tener relevancia. Esto provoca, además, un deterioro de la democracia, lo cual, a la larga, anula por completo la existencia de la prensa libre.
Así, los medios de comunicación deberían poner mayor esmero en mantener cierta independencia y objetividad, en lugar de promover la polarización. No ya sólo por el bien de la sociedad y de la convivencia, sino por el suyo propio.
Por Bruno Calvo, consultor sénior en Estudio de Comunicación
@Brunoc4444