En los deportes de equipo, una buena comunicación desempeña un papel fundamental en el éxito que se alcance, ya que influye directamente en la unidad y en la dinámica general del grupo. Un mayor entendimiento entre los miembros del equipo, que ayude a anticiparse y reaccionar con rapidez en los momentos críticos, a menudo marca la diferencia entre ganar y perder un partido.
Pero la comunicación no se limita a los intercambios verbales, sino que también incluye el lenguaje corporal e incluso el contacto visual, vitales en situaciones de alta presión en las que el tiempo es limitado. En mitad un partido, un grito o un gesto oportuno puede alertar a un jugador de una amenaza inminente y cambiar su decisión o realizar una jugada distinta.
En la empresa como en el deporte
De la misma manera, toda organización empresarial necesita una comunicación clara y precisa entre compañeros, superiores y subordinados, que resulta clave a la hora de ejecutar estrategias, tomar decisiones rápidas y garantizar que todos estén alineados hacia un objetivo común. Cuando las indicaciones de los entrenadores/jefes son claras y coherentes, se genera confianza y seguridad en el equipo, lo que permite a los jugadores/trabajadores rendir al máximo.
Además, una comunicación eficaz contribuye significativamente a la cohesión del grupo. Cuando los miembros del equipo se sienten escuchados y comprendidos, se fomenta un sentimiento de pertenencia y unidad, que se traduce en un entorno más armonioso y cooperativo. Esta cohesión es crucial, ya que refuerza la resistencia del equipo a la hora de enfrentarse a retos y adversidades, lo que aumenta sus probabilidades de éxito.
Así, las empresas pueden aprender mucho del papel de la comunicación en los deportes de equipo. Una comunicación clara en el lugar de trabajo garantiza que todo el mundo esté en sintonía y ayuda a resolver conflictos, mejorar la colaboración y construir una cultura organizativa sólida. Adoptando las estrategias utilizadas en el deporte, las empresas pueden mejorar su trabajo en equipo, su productividad y, en última instancia, su éxito.
Por Bruno Calvo, consultor sénior en Estudio de Comunicación.
