2019: ya no hay periodistas sin redes sociales

2009 fue el año en el que la mayoría de los periodistas despertó ante una realidad irreversible: de la noche a la mañana, los medios de comunicación ya no eran el lugar donde la información se divulgaba primero.

Con mayor precisión, en México, durante el brote de la gripe AH1N1 en abril de 2009, los medios de comunicación se vieron tremendamente rebasados por Twitter y Facebook: la gente acudía a las redes sociales para seguir el pulso de la crisis, no solo curiosos de las noticias sino temerosos por su salud y deseosos de conocer información de primera mano.

Los periodistas y la mayoría de los conglomerados mediáticos tardaron semanas en reaccionar al cambio de paradigma, pero para el verano de 2009 hasta los más reacios estaban usando Twitter de manera prácticamente obsesiva: no podían dejar de publicar en tiempo real todo lo importante.

Tras las elecciones de 2012, y durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, las redes sociales fueron consolidándose como fuentes alternativas de información y como el escenario principal para el debate de toda res publica. Todo un reto para los periodistas de carrera, quienes se vieron obligados a participar como un miembro más de una comunidad cada día más crítica pero también cada vez más polarizada.

En las elecciones de 2018, las redes sociales fueron un factor esencial para el triunfo de Andrés López Obrador, toda vez que el equipo de campaña del tabasqueño demostró una mejor comprensión de los métodos para ganarse el apoyo de la mayoría. Los adversarios eligieron estrategias erróneas, basadas en bots y en slogans que no les ayudaron a conectar emocionalmente con el público.            

10 años después de la crisis de la gripe AH1N1, los periodistas mexicanos están habituados al uso de redes sociales como herramientas que son parte esencial del ecosistema informativo: lo mismo sirven para recoger declaraciones de funcionarios que para diseminar opiniones y propaganda.

Y ya se usan de manera cotidiana: las redes sociales de los periodistas forman una capa orgánica que complementa a los medios de comunicación; permite a reporteros y articulistas construir su reputación y amplificar sus contenidos; son un espacio marcadamente individual; y no es raro que muchos de ellos estén obteniendo ingresos adicionales a través de sus publicaciones, coberturas y reseñas..

Para los medios de nicho, el reto es construir un balance entre calidad informativa e intereses económicos, pero en la era de la transparencia tendrán menos dolores de cabeza quienes acepten abiertamente si sus motivaciones para comunicar son comerciales, propagandísticas o periodísticas.  

De este modo, en 2019 los smartphones, Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp, Google y todo el ecosistema digital forman parte del quehacer informativo. Las conversaciones sobre las marcas y las organizaciones ocurren ya en un escenario mucho más complejo que los medios tradicionales. Los editores de periódicos y los productores de televisión van, gradualmente, cediendo su capacidad de marcar la agenda ante un monstruo con millones de cabezas: las redes sociales.

Por Jorge Cervantes, director de la Práctica de Tecnología en AB Estudio de Comunicación México, @jorcervan.

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