¿Cómo sobrevivir a la polarización social y no morir en el intento?

No resulta fácil discernir si se debe al debate político el hecho de que vivamos en una sociedad cada vez más polarizada o si es como consecuencia de esta polarización social por la que asistimos a unas diferencias más profundas en nuestra clase política. En cualquier de los casos, lo que parece evidente, y preocupante, es que asistimos a una división cada vez más acusada de los ciudadanos derivada de sus preferencias políticas o ideológicas.

En una situación como esta, cualquiera que en algún momento tome posición respecto de un asunto en el debate social acaba siendo ubicado ideológicamente, especialmente si quien lo hace tiene una profesión con exposición pública. Ya las redes sociales, convertidas en un campo de batalla en el que los extremos confluyen para hacer más patentes las diferencias que existen entre los miembros de nuestra sociedad, se encargarán de establecer en qué posición del espectro político se encuentra cada uno.

En este contexto, las empresas y marcas que deciden hacer una campaña de publicidad apoyándose en la presencia de personajes públicos no lo tienen fácil. Con motivo de la navidad, Campofrío emitió el que ya se ha convertido en tradicional anuncio en el que, a través del humor, lanzara un mensaje de unidad en unos tiempos difíciles. Un mensaje que debería ser compartido por todo el mundo. Pero… otra vez la polarización. El anuncio está protagonizado por personas que, en alguna ocasión, se han significado con mayor o menor virulencia o mayor o menor acierto con una posición política, en unos casos cercanos al gobierno y en otro crítico con él. Así que más allá del mensaje, la elección del mensajero ha conseguido exacerbar a quienes se encuentran en el polo ideológico contrario al gobierno que han hecho llamamientos al boicot a la marca en las redes sociales.

Resulta difícil saber qué efectos reales pueden tener tales llamamientos, pero, sin duda, acaba generando una situación nada beneficiosa para la marca que se ve envuelta en una polémica que, probablemente, no buscaba. Lamentablemente, esta polarización social obliga a las empresas a plantearse muchos más elementos que hace unos años a la hora de diseñar sus campañas y a decidir si asumen los riesgos que pueden derivarse de la elección de quienes las protagonizan. Pero, sobre todo, si queremos que nuestro mensaje no quede oculto por el ruido que generan quienes más ‘gritan’ o más capacidad tienen de movilizar en las redes sociales, convencidos de que tiene más razón porque se les oye más alto o porque concitan más apoyos.

Por Gerardo Miguel, director de cuentas de Estudio de Comunicación

@GerardoMiguelb

 

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