Las ampliaciones de capital se realizan, fundamentalmente, para inyectar los recursos financieros necesarios para impulsar el crecimiento de una compañía (invertir en mejora de activos, la construcción de una fábrica, emplear a más personal, abrir oficina en otra ciudad o país, etcétera) o para salir de una situación de balance complicada y así reconducir y dar estabilidad a la Compañía para poder seguir operando. En cualquier caso, tienen implicaciones, positivas y negativas, tanto para los accionistas de la misma como para sus otros públicos de interés que conviene aclarar y explicar con una buena comunicación.
Los accionistas deben conocer los motivos de las ampliaciones de capital porque les afectan directamente al bolsillo y al valor de su participación accionarial. Si deciden acudir, deben realizar un desembolso económico y, si deciden no acudir, verán su participación diluida con la emisión de más papel, de nuevas acciones. Son los afectados más directos en estos procesos y, por ello, quienes deben de tener información clara por parte de la empresa para tomar una u otra decisión. Al tratarse una cotizada, el esfuerzo de comunicación debe incrementarse para llegar a todos los accionistas de la misma, tanto principales como minoritarios.
Las ampliaciones de capital implican una caída del precio por acción por lo que la empresa debe realizar un esfuerzo de comunicación para explicar los beneficios que conlleva. Así, con información positiva sobre la mejora que conlleva tanto inmediata como a futuro, la Compañía logrará impulsar o recuperar el interés inversor en la misma y así, el precio por acción se recuperará. Por tanto, comunicar de la forma correcta y más allá del hecho relevante un proceso tan importante como el de una ampliación de capital es fundamental para generar valor en una Compañía.
Por Juan Francés, socio de Estudio de Comunicación.
