El síndrome de la cabaña es un trastorno que se produce en algunas personas tras un periodo prolongado de aislamiento y de inactividad social después del que se producen sentimientos de estrés, irritabilidad, incertidumbre, frustración, problemas de atención, alteración de rutinas, y una larga lista de problemas generados por esa situación.
La pandemia, a punto de acabar, ha podido provocar estas reacciones emocionales de adaptación al nuevo contexto e inevitablemente dejan huella en nosotros, por lo que debemos tenerlos en cuenta a la hora de plantear los eventos que vayamos a organizar para una empresa:
- Definir y comunicar de forma clara los protocolos de seguridad antes, durante y después del evento.
- Facilitar formatos que redescubran lo interesante y especial que es hablar con otro cara a cara sin riesgos. Para ello comenzar a realizar eventos con grupos pequeños, de personas de confianza y con conversaciones cortas.
- Establecer objetivos para los eventos no solo dirigidos a la venta sino también, y sobre todo al principio, de reconectar con el público y preocuparse por ellos y su situación.
- La rutina genera seguridad y ahora, tras la batalla y con las nuevas peculiaridades surgidas, toca replantear nuevos rituales para la normalidad.
- Proponer espacios de actividades extra donde tratar el equilibrio, la tranquilidad, la relajación, el autocuidado, etc… por ejemplo, con charlas motivacionales.
- Ser flexibles con el protocolo de cancelaciones al evento.
- Aprender a manejar la incertidumbre que hoy es nuestro día a día.
Aprovechemos que los eventos son espacios de experiencias y emociones para poder tratar los nuevos problemas acaecidos tras la pandemia. Sólo de esta forma volveremos a ser los de antes para finalmente salir de la cabaña.
Eva Fresnillo, consultora Senior de Estudio de Comunicación