Un periodista de hace 25 siglos

Vivimos en un mundo donde lo único que no cambia es que estamos en constante cambio. La sociedad viaja a lomos de la tecnología, que a veces parece avanzar a la velocidad de un caballo desbocado. Metaverso, redes sociales, apps, inteligencia artificial, deep learning, blockchain… los nuevos escenarios de la comunicación nos envuelven en un entorno difuso o, como dicen los gurús, líquido.

Las últimas tendencias serán quincalla de anticuario en unos meses, no digamos en unos años. Los profesionales, también los de la comunicación, nos sentimos acechados por la congoja permanente de quedarnos desfasados en cualquier momento. Como la pesadilla recurrente de quien sale a la calle, no ya en zapatillas, sino con pantalones de campana y chaqueta con hombreras.
Pero, ¿y si pensáramos que el periodismo está inventado desde hace 25 siglos? La esencia, los rudimentos del oficio, lo inmarcesible, que dirían los pedantes.

En ‘Viajes con Heródoto’ el gran periodista polaco Ryszard Kapuscinski enhebra sus experiencias como enviado especial a territorios tan dispares como India, China o Sudán, con pasajes de los textos de Heródoto de Halicarnaso. Este griego del siglo V antes de Cristo está considerado como el primer historiador de la Historia, valga la redundancia. ¿El primer historiador o el primer periodista? Cuenta Kapuscinski que Heródoto siempre vivió con el afán de traspasar fronteras, en sentido estricto.

El ABC del oficio

Esa obsesión transfronteriza le llevó a salir de su mundo tanto geográfico como mental para ampliar el horizonte conocido en su tiempo y divulgar la vida y la historia de los pueblos que recorría. Y no lo hacía inventando leyendas o a través de supuestas revelaciones de oráculos celestiales. Heródoto acudía al lugar de los hechos, hablaba con los protagonistas y, muy importante, cribaba con el tamiz de su sentido crítico todo lo que le contaban. Si eso no es el ABC del periodista, confieso que no conozco otro. Una receta que se puede aplicar a cualquier profesional de la comunicación: recabar información relevante de primera mano, verificarla y difundirla para su conocimiento. 

Kapuscinski, referente para muchos profesionales de su generación y de las siguientes, siempre pisó sobre las huellas de Heródoto. Unas huellas que permanecen indelebles a pesar del tiempo y que son un sendero seguro para trabajar en comunicación sin temor a que nos atropelle el alocado galopar del caballo tecnológico.

Por Emilio Sánchez, consultor sénior de Estudio de Comunicación.

@ECofreces

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