La creatividad y la colaboración en el trabajo asíncrono

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LinkedInPablo Gonzalo, Socio de Estudio de Comunicación

El teletrabajo no es solo cuestión de distancia espacial, también de apertura temporal.

Se ha escrito mucho sobre el impacto del trabajo híbrido -con colaboradores en frecuente situación de teletrabajo- sobre el liderazgo y la productividad de los equipos. Casi siempre se pone el foco sobre la pérdida de la presencialidad, el hecho de que jefes y colaboradores y todos los miembros de los equipos no compartan de forma continuada el mismo espacio de trabajo. Sin embargo, existen otros retos, tanto o más importantes, que no tienen que ver con el espacio, sino con el tiempo.

Como destaca Gartner en su estudio Future of Work Reinvented: Managing in a Hybrid World, el teletrabajo plantea también el reto del trabajo colaborativo asíncrono; es decir, que la colaboración no supone que todos los implicados tengan que trabajar sobre lo mismo al mismo tiempo. Para participar, no es preciso que todos los participantes estén reunidos -física o telemáticamente- en la misma “sala”.

Trabajar juntos, colaborar, participar…no demanda necesariamente más reuniones.

Reducir el número de reuniones -aunque sean telemáticas- a aquellas cuestiones que realmente exigen sincronía -todos en el mismo “espacio” y al mismo tiempo- y utilizar otras herramientas colaborativas para las actividades que no exigen esa coincidencia espacio-temporal es uno de los retos a los que nos enfrentamos los directivos, tanto de línea como de proyectos. Impactar en la gestión del tiempo de trabajo de nuestros colegas supone un condicionamiento que afecta a su productividad y a su creatividad.

De hecho, una vez más, las herramientas tecnológicas van por delante de nuestros usos. Aunque quizá todavía alguien se sorprenda, las plataformas colaborativas tipo Teams o similares no son solo herramientas de videoconferencia: permiten crear grupos, compartir chats o wikis y, sobre todo, trabajar de manera fiable sobre documentos compartidos, cuando cada uno quiera y pueda.

Los directivos hemos de acostumbrarnos a impulsar otro tipo de participación y de toma de decisiones, no basadas en forzar unos mismos tiempos para todos los implicados. Unos tiempos forzados que, significativamente, suelen estar determinados por la agenda del más jefe.

Esta demanda de asincronía es muy evidente en los procesos de innovación o creatividad. No todas las personas pensamos y creamos de la misma forma. Los introvertidos y los reflexivos no se sienten igualmente cómodos para participar en un debate abierto en una reunión que los extrovertidos e impulsivos. Y otra concepción sobre el tiempo -no solo sobre el espacio- permitirá incorporar mejor las potencialidades de todos.

El teletrabajo está suponiendo -con dificultades y resistencias- un impuso a la madurez de la gestión del desempeño de los colaboradores, en el que la valoración por resultados se impone a la presencialidad y en el que la confianza y otro tipo de cercanía -más humana que solo física- se imponen al control y a la supervisión permanente. Pues bien, sin haber consolidado este cambio, ya resulta evidente el siguiente: la reducción de las videoconferencias -al fin y al cabo, otra forma de presencialidad, aunque sea en remoto- en favor del uso de otras herramientas colaborativas basadas en el trabajo transversal asíncrono. Aporta, colabora, participa…cuando quieras y puedas.

Supone otro salto en el progreso de las culturas organizativas. La valoración por resultados y la confianza en los colaboradores, sin -por supuesto- renunciar a la exigencia, se impone no solo al dónde lo haces, sino también al cuándo lo haces.

No se trata de olvidar la necesidad de mantener los tiempos de trabajo dentro de la regulación; tampoco de no respetar las necesidades de conciliación o las posibilidades de desconexión. Todo lo contrario, se trata de liberar tiempos de calidad para el trabajo, evitando que las pretendidas nuevas formas de compartir información y de colaboración que se han abierto con la diferenciación entre trabajo y presencialidad no eliminen la necesidad de que todos – directivos y colaboradores- dispongan de tiempo para pensar, para hacerlo bien y para hacerlo mejor -eso que llamamos innovación-.

En los discursos públicos, repetimos que la diversidad es un valor para nuestras organizaciones. La colaboración asíncrona -cuando es posible- es otra forma de diversidad con repercusión en la calidad y en la creatividad de las aportaciones de nuestros equipos.

@pablo_gonzalo

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